¿Qué se necesita para convencernos de que los últimos serán primeros, y que los primeros serán últimos? Para algunos, toda una vida; para otros, apenas algunos semestres en un seminario.

Todos los años, a fines de mayo, al final del primer semestre del año calendario en el Seminario de Dallas, tenemos el gozo de escuchar a los mejores predicadores de la institución. Los nominan y seleccionan los profesores de ministerio pastoral. Un año, un talentoso joven predicó sobre aquel pasaje eje de Juan 13 en donde Jesús les lava los pies a los discípulos. Después de una convincente exposición de aquel sencillo pasaje, aquel joven predicador de la clase de último año, se inclinó hacia el micrófono, clavó la mirada en los ojos de los asistentes en aquella capilla, y les preguntó a sus compañeros estudiantes: “¿Quieres tener un gran ministerio . . . o simplemente quieres ser grande?”

La atiborrada capilla quedó en silencio. Nadie se movió. Nadie ni siquiera parpadeó. Nunca olvidaré su pregunta. Ninguno de nosotros la olvidará; y espero que él tampoco la olvide.

En una sola pregunta él captó el asunto crucial: grandeza; no como el mundo la define; sino grandeza de acuerdo al estándar del Dios Todopoderoso. Los grandes líderes primeros son siervos; como Pablo; como su Maestro Jesucristo.

Esto es para usted, y también para mí. Si usted nunca se ha sometido por completo al Maestro Jesucristo, este es un momento. Si usted todavía es arrogante, probablemente no le va a caer encima una ceguera, ni se va a hallar encadenado en una prisión de Roma. Esa fue la experiencia de Pablo. Pero ahora que tengo su atención, le sugiero que eche un buen vistazo por dentro.

Usted en efecto sabe lo obstinado y orgulloso que es; también las personas a quienes usted dirige. Usted sabe cuán lento es para animar y cuán renuente para afirmar. Ellos también. Usted sabe si lo anima la codicia. Usted sabe si busca sólo sus intereses. Francamente, es tiempo de abandonar todo eso. Volvemos a la pregunta crucial: ¿Quiere usted tener un gran ministerio, o simplemente quiere ser grande?

La forma en que usted responda determinará a dónde dirige.

—Chuck