Es peligroso ser un líder triunfador. Es especialmente peligroso ser un líder espiritual triunfador.

Además de luchar contra el propio ego de uno, siempre hay los ataques persistentes, implacables del enemigo. Estos ataques procuran un lugar en la carne, anhelando ver por los ojos del pastor y contar el número de seguidores. Estos y muchos otros obstáculos nos tientan a convertir todo el llamamiento al ministerio en un apuntalamiento trágico, aunque sutil, del ego.

Permítame mencionar algunos de los puntos en pro y en contra en cuanto al pastor que gana seguidores. Entre los puntos a favor, empezaría con el hecho obvio de que se ayuda a más personas; por lo cual estamos muy agradecidos. No hay nada de malo en eso. La verdad de Dios se extiende más que antes. Incluso puede haber un despertamiento en la comunidad como resultado de la oración persistente y la buena predicación expositiva.

Otro punto a favor sería que los seguidores leales que oran proveen protección de lo que de otra manera pudiera distraer o desalentar. ¿No es reconfortante y un alivio saber que muchas personas oran con regularidad por nosotros como pastores? Hay personas que con regularidad me recuerdan: “Usted está siempre en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que lo proteja. Hemos orado por usted esta semana.” Eso es un beneficio maravilloso, ser protegido por las oraciones y respaldo de personas leales.

Un punto en contra de tener muchos seguidores es que es muy fácil que un pastor se enamore de sí mismo. Demasiado fácil. Puede empezar a verse en una posición de poder que dispensa la sabiduría de Dios, que ve sus efectos sobrenaturales, y se irroga personalmente toda la gloria. La tentación es muy sutil, ¿verdad? El orgullo siempre está listo para entronarse. Permítame animarle a que tome a Dios en serio, pero que no se tome usted mismo demasiado en serio.

Otro punto en contra de tener muchos seguidores es que la popularidad puede empezar una caída en una cultura como de secta falsa. Un pastor puede llegar a pensar tanto de sí mismo como siendo indispensable que empieza a hablar ex cátedra; o por lo menos piensa así. No falta quienes reverencien sus opiniones al mismo nivel de las Escrituras. Los ancianos jamás pensarían en oponérsele, por temor a perderlo a él y a las multitudes que reúne (y el dinero que dan). ¿El resultado? El pastor ya no rinde cuentas a nadie. Eso es terriblemente aterrador. Por eso yo siempre me rodeo de un grupo de hombres que no se impresionan conmigo, y que mantienen mis pies sobre la llama. Espero que usted tenga un grupo similar a su alrededor.

El liderazgo espiritual es trabajo peligroso. Pero si caminamos con un temor saludable de los peligros del triunfo, y usamos métodos prácticos para evitarlos, podemos disfrutar de los beneficios de tener seguidores, y maravillarnos de que Dios condescienda para utilizarnos en su obra.

—Chuck