En mis más de 75 años en este mundo, más de 45 de ellos en el ministerio, he hecho un trueque. Ha sido un maravilloso trueque. He cambiado la juventud por la verdad. Y no me gustaría ser años más joven aun si lo pudiera lograr de alguna manera.

Creo que más que cualquier otra cosa, han sido la privación, la dificultad, las calles sin salida las que nos forman. Es la prueba que pasamos lo que nos convierte en el individuo que Dios quiere que seamos (sí nuestra actitud es correcta y todavía estamos dispuestos a aprender). Es cómo reaccionamos, cómo respondemos al dolor y las dificultades.

Para algunos son las bancarrotas, las injusticias cometidas en contra de nosotros, las desilusiones, las críticas, y algunas veces incluso el divorcio que nos mueven el tapete, son cosas que nos ponen de cabeza y captan nuestra atención. . .y nos meten en una órbita en la cual, bajo otras circunstancias, nunca hubiéramos entrado.

Mi reflexión corta en esta semana, mis hermanos, es que no fueron las cosas que yo había planeado o esperado en mi vida, sino las casualidades, esos hallazgos afortunados de manera accidental que nos sorprenden, fueron los resultados de esas sorpresas las que me nivelaron, y giraron mi vida en la dirección Dios deseaba que fuera.

Yo no cambiaría la edad que tengo o las experiencias que he pasado o las angustias y decepciones que he aguantado. Tampoco usted lo debería hacer. Porque todo esto ha ayudado para bien conforme al plan de Dios.

–Chuck