Mi mensaje para los que se encuentran en el ministerio puede decirse en cuatro palabras: mantenga un equilibrio sano.
Si enseña, también continúe siendo un buen estudiante. Sea enseñable. Lea. Escuche. Aprenda. Observe. Esté listo para cambiar. Y entonces. . . ¡cambie! Admítalo cuando se equivoque. Manténgase firme cuando sabe que está en lo correcto. Siendo que fue llamado a ser un líder, asegúrese de que también sea un buen seguidor. No puede hacerlo todo, así que delegue y deliberadamente permita que otros le ayuden. Y cuando lo hagan, déles el crédito por su trabajo. Nuestro llamado es serio, así que cultive un buen sentido de humor.
Ríase a menudo, y ¡no tema reírse de si mismo! ¡Yo lo hago por lo menos una vez a la semana! Y una vez al año me siento y me río a carcajadas. Esta es la razón. Se graban mis mensajes, lo cual es un poco aterrador en si. Al finalizar el año los que hacen el trabajo de poner mis mensajes en la radio me dan un CD de todas las cosas que sacaron al editar mis mensajes durante el año. Es como un “regalo de Navidad.” Algunos hasta han tenido la audacia de poner el CD durante un convivio navideño del ministerio para que otros lo oigan y lo disfruten. ¡No puedo creer algunas de las cosas tontas que he dicho! Es suficiente como para reducirlo a uno al tamaño de una hormiga. Y una hormiga muy pequeñita.
Me gusta decirles a otros pastores lo que muchas veces me digo a mí miso: A Dios tómelo en serio, pero a usted mismo no se tome muy en serio. Esto nos ayuda a mantener un buen equilibrio.
—Chuck
¡Excelente! Por eso me gustan mucho sus sermones!!