¿Cómo puede un templo desaparecer de repente? Pues bien . . . sucedió. ¡Se lo robaron!

Visto por última vez en julio del 2008, el edificio de una iglesia rusa de más de doscientos años de existencia desapareció pocos meses más tarde. Los funcionarios de la iglesia ortodoxa de una población al noreste de Moscú se proponían volver a abrir el templo abandonado, de dos pisos, de la Iglesia de la Resurrección, y empezar a celebrar cultos allí de nuevo. Imagínense la sorpresa que se llevaron cuando llegaron al lugar donde había estado el templo . . . ¡y no hallaron nada! Es común en las regiones rurales de Rusia que se roben las imágenes enchapadas de oro y otras cosas valiosas de los templos vacantes. Pero aquí se habían robado todo el edificio de la iglesia. ¡Cómo sucedió!

Ladrillo por ladrillo.

Pobladores de las regiones vecinas desmantelaron la estructura en octubre del 2008 y vendieron los ladrillos a un comerciante local por un rublo cada uno (que equivaldría como a cuatro centavos de dólar por ladrillo). “Por supuesto, esto es blasfemia,” vociferó un sacerdote local. “Esta gente tiene que darse cuenta de que han cometido un grave pecado.” A esto yo pensé: ¡Ah, ¿de veras? ¿Qué tal del liderazgo que dejó abandonada a esa iglesia por tanto tiempo?

Cuando vi la fecha del desmantelamiento de la iglesia, eso me tocó de manera personal. Octubre de 2008 representaba el décimo aniversario de la iglesia en donde sirvo como pastor principal. Es un hito muy significativo en la historia de nuestra iglesia, puesto que determinamos cómo detener la erosión espiritual que el cuerpo local de nuestra iglesia estaba experimentando. Hablando espiritualmente, resolvimos poner un alto al desmantelamiento de nuestras paredes internas y empezar a reconstruir el cimiento espiritual de las cosas bíblicas esenciales para una iglesia: enseñanza, comunión, el partimiento del pan y la oración (véase Hechos 2:42). Estoy muy agradecido porque Dios intervino. En su gracia nos concedió la oportunidad de volver a marchar. Su gracia nos rescató. Aunque apenas teníamos diez años, ya había señales de erosión.

Jesús prometió construir su iglesia, añadiendo la declaración: “y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Esa es una declaración de buenas y malas noticias. Las buenas noticias son que el Adversario no impedirá el crecimiento de la iglesia de Cristo. La iglesia prevalecerá. ¿Las malas noticias? Satanás hará todo lo posible para desmantelar la iglesia. Si no puede derribarla de un solo golpe, la desmantelará ladrillo por ladrillo.

Toda iglesia enfrenta retos. A decir verdad, el Nuevo Testamento nos dice que las luchas son parte normal de la experiencia cristiana.

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese. 1 Pedro 4:12

Lo que es verdad de nosotros como individuos, también es verdad de nuestras iglesias. No deben sorprendernos los retos cuando aparecen. ¡Habrá conflicto! No hay necesidad de que cunda el pánico, de retorcernos las manos, o de preguntarnos qué hacer cuando enfrentamos los insidiosos ataques del enemigo. En lugar de recibir del mundo nuestras señales, las Escrituras nos ofrecen una senda clara que seguir en medio de cualquier prueba; pero con toda certeza eso no quiere decir que será fácil.

Usted puede estar seguro de esto: retos abrumadores y conflictos feroces le esperan por delante en su sendero, y en el sendero de su iglesia. Créalo. Espérelo. Pero con igual certeza, prepárese. Sólo mediante la devoción a la inerrable Palabra de Dios retendremos nuestros valores cuando el Adversario empieza a desmantelar nuestras paredes. No se deje intimidar. Él “no prevalecerá.”

Hay algunas cosas por las que vale la pena luchar.

—Chuck