Una iglesia que es fuerte en gracia es atractiva por muchas razones, la menor de las cuales no es la ausencia del legalismo.

Tal como la mayoría de los que no son creyentes no entienden las buenas nuevas de Cristo, la mayoría de creyentes no entienden la asombrosa realidad de la gracia. No sé de alguna actividad más agotadora y menos satisfactoria que la de los creyentes que intentan agradar a los que los rodean guardando exigencias legalistas imposibles. Qué trampa más trágica, y la mayoría de creyentes están atrapados en ella.

¿Cuándo aprenderemos? ¡La gracia nos ha hecho libres!

Este mensaje brota en todos los sermones y testimonios personales del apóstol Pablo.

El autor Steve Brown dice que la gente piensa que las iglesias legalistas son igual de malas como las iglesias orientadas por la gracia. Pero, como Brown lo dice, las dos no se parecen más que un taxidermista a un veterinario. Algunos argumentarían: “Pues bien, ¡uno y otro devuelven al perro!” Es verdad, pero en un escenario el perro recoge polvo y nunca se mueve. En el otro, ladra, y come, y salta, . . . ¡está VIVO! ¡Es lo real!

¿El punto? Escojamos ser veterinarios. Decidamos que nuestras iglesias sean lugares de gracia.

Una iglesia de gracia es:

  • Viva
  • Positiva
  • Gozosa
  • Espera que Dios obre
  • Está dispuesta a arriesgarse
  • Está libre de una actitud de juzgar

Pero no se equivoque: la iglesia de gracia no está desprovista de santidad. Hay una vasta diferencia.

Una vez que las personas han confiado en Jesucristo para el perdón de los pecados, debemos dejarlas en libertad; dejarlas en libertad en la imponente libertad que la gracia provee. No quiero decir dejarlas sin instrucción o dirección bíblica. Quiero decir:

  • No asfixiarlas con toda una camionada de reglas no bíblicas y regulaciones rígidas para ponerlos a prueba.
  • No los encierre en algún reservorio hasta que “enderecen sus vidas.”
  • Reglas en cuanto a lo que deben vestir, cómo deben verse, lo que deben comer o beber, cuál diversión disfrutar, qué películas vería Jesús.

Por favor. ¡Esa es una camisa de fuerza de esclavitud religiosa! Ese no es un lugar contagioso. Es un lugar aterrador. ¡Es esclavitud!

El día en que la iglesia deja de ser fuerte en gracia es el día en que la iglesia pierde su magnetismo.

La verdad hace libres a las personas, ¿recuerda?

—Chuck