Imagínese por un momento la aridez y la desolación que ocurre en la
vida de alguien que ha dejado a un lado sus valores morales y
espirituales. Esto no ocurre inmediatamente.

Al principio, hay algo de vigor, un poco de entusiasmo; hay una
medida de emoción y dinamismo. Pero inevitablemente las inversiones en
la carne empezarán a rendir sus dividendos en la carne. Y cuando eso
sucede, usted sufrirá como rara vez ha sufrido.

Quizás las palabras muy bajo detallan una imagen de
desolación que le describe a usted en este momento. Aún en el
ministerio, el peso de la lucha cobra su cuota. Ha ignorado las
advertencias de Dios y ha hecho a un lado sus fuertes convicciones
mientras que vive una mentira Pero ahora está a punto de tirar la
toalla. Está desalentado. Ha fallado miserablemente. Y piensa ¡Qué manera tan terrible de vivir!

Todos nosotros hemos pasado tiempo en ese miserable campamento
llamado "Cosecha lo que has Sembrado". De camino, hay suficiente placer
para hacerlo pasar por diversión, pero cuando todo está dicho y hecho,
es categóricamente atroz. No hay otro desánimo como el desánimo que
viene de la maldad generada por uno mismo. El aguantar consecuencias de
las irresponsabilidades propias crea sentimientos de pena y
desmotivación imposibles de describir.

Eso ya es suficiente del problema. Lo que realmente necesitamos son sugerencias específicas para regresarnos al redil.

Primero, necesita reconocer abiertamente lo que causó su condición.
Admita abiertamente ante usted y ante Dios que ha fallado en
permanecer como un verdadero hijo de Dios. Sabe, usted no fue creado
para vivir de esa manera. Ha permitido que alguien más marque el compás
de su caminar. Está marchando fuera de ritmo con su Instructor. Y el
Señor le habla directamente: "No me has obedecido".

En segundo lugar, enfoque su atención directamente en el Señor, no en las probabilidades contra usted.
Todo depende de donde esté su enfoque. ¡Debe disciplinarse a
enfocarse directamente en el Señor, no en las probabilidades en contra!

Entienda esto y nunca lo olvide: usted no se parará solo cuando esté
superado en número ni se levantará cuando sea probado ni permanecerá
firme cuando esté desalentado si su enfoque permanece en las
probabilidades en contra. Sus ojos deben ser entrenados a ver al Señor.

—Chuck