Job 3: 1—26

Todos los que leen este capítulo han recibido alguna vez en su vida un mal consejo, y usted le hizo caso a quién se lo dio. Siguió el consejo que recibió y después sufrió las consecuencias. Asimismo, todos nosotros hemos sido beneficiados por los buenos consejos de alguien. Estábamos inseguros y confundidos, y por eso buscamos a alguien en quien confiábamos. Recibimos un buen consejo, lo seguimos y disfrutamos los beneficios.

Tomemos, por ejemplo, Proverbios 12: 15: «En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio». Usted y yo hemos experimentado en verdad esas palabras. Hemos sido insensatos, pensando que teníamos la razón, pero luego, afortunadamente, vino nuestro padre o nuestra madre, un maestro o quizás un amigo que nos hizo entrar en razón. El resultado es que fuimos beneficiados de su sabio consejo.

«Como el agua refleja la cara, así el corazón del hombre refleja al hombre» (Proverbios 27:19). Estoy seguro de que usted ha vivido ocasiones así. Tenía algo profundo en el pozo de su corazón que no había podido sacar. Pero viene alguien que le ama y esa persona tiene la habilidad de lanzar un balde en ese profundo pozo, lo saca y luego derrama su contenido alrededor para que ambos lo puedan ver con claridad.

Tengo que añadir que no siempre es fácil escuchar el consejo sabio. «Fieles son las heridas que causa el que ama, pero engañosos son los besos del que aborrece» (Proverbios 27:6). El hebreo utiliza aquí una interesante raíz verbal en la primera parte del versículo. Esto se conoce como «raíz causativa», que nos permite hacer la siguiente afirmación: «Dignos de confianza son los moretones causados por los golpes de quien te ama». La herida que queda después del golpe verbal de alguien que le ama, es una herida digna de confianza. Con un amor genuino, su amigo le dirá la verdad; estando a solas, en privado, para que escuche lo duro que usted necesita confrontar. La herida se quedará con usted, pero será mejor persona gracias a ello. Esa herida es mucho más útil y confiable que un hipócrita abrazo, el «beso» de un adulador a quien Salomón llama nuestro «enemigo». El buen Consejo siempre es bueno, aunque duela escucharlo, ya sea usted quien lo reciba o quién lo dé.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.