Daniel 4:34-35

¿Hacia dónde miras cuando sientes que has tocado fondo?

«Pero al fin del tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta» (cf. Daniel 4:34, NBLA). El giro ocurre en un gesto sencillo: levantar la mirada. El hombre que había vivido años mirando su propio reflejo ahora mira hacia arriba, hacia el Dios que siempre estuvo allí.

Lo primero que hace al recuperar la razón no es reconstruir su fama, sino bendecir al Altísimo. Reconoce que el reino de Dios es eterno, que los habitantes de la tierra son como nada y que nadie puede detener Su mano (cf. Daniel 4:34–35). El orgulloso se ha vuelto adorador. El que exigía explicaciones ahora se rinde sin condiciones.

Hay fondos que solo se abandonan mirando hacia arriba. Mientras sigas mirándote a ti mismo, a tus recursos, a tus estrategias, seguirás atrapado en el mismo círculo. La salida comienza cuando admites: «Yo no puedo, Tú sí».

No subestimes el poder de una oración sencilla desde el pozo: «Señor, aquí estoy, ya no tengo nada que ofrecerte, pero necesito que Tú gobiernes». No tienes que tenerlo todo claro; solo necesitas dirigir tus ojos al lugar correcto.

La verdadera cordura comienza cuando dejas de mirarte a ti mismo como centro y levantas por fin los ojos al cielo.

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.