1 Samuel 22: 3—23; Salmo 34, 57

Vimos anteriormente el Salmo 142, pero ahora veamos otros dos salmos que David escribió: los Salmos 57 y 34. No sabemos en qué orden los escribió, pero al mirar su vida, parecen estar en el orden inverso: escribió el Salmo 142 cuando estaba en su momento de mayor aflicción; el Salmo 57, cuando estaba de rodillas; y finalmente el Salmo 34, cuando está de nuevo sobre sus pies.

En este momento David está de rodillas. Está postrado, pero por lo menos tiene su mirada dirigida hacia arriba.

¿Ve dónde están los ojos de David ahora? «¡Seas exaltado sobre los cielos, oh Dios!» En el Salmo 142 él está diciendo: «Estoy en la cueva, ya no doy más, no hay nadie a mi derecha ni a mi izquierda. No hay nadie que se preocupe por mí. Y en el Salmo 57 dice: «Sé misericordioso conmigo, Señor. Llegué hasta donde no puedo dar más, he sido empujado más allá de mis límites. Atiende a mis necesidades, por favor».

David está expresando a gritos su declaración de independencia.

¿Por qué se produjo un cambio tan grande en la vida y en la actitud de David?

En primer lugar, porque David había sufrido suficientemente como para reconocer su necesidad. Cuando usted está sufriendo, necesita decírselo a alguien, y especialmente al Señor. David había sufrido bastante y admitió su necesidad.

En segundo lugar, porque era lo suficientemente honesto como para pedir ayuda. Nosotros, en nuestra generación, hemos vivido tanto tiempo bajo las apariencias, que difícilmente sabemos cómo pedir ayuda. Pero Dios honra esa vulnerabilidad, lo hizo entonces, y lo hace también ahora.

Y en tercer lugar, porque era lo suficientemente humilde como para aprender de Dios. ¡Qué tragedia es que podamos vivir en cueva tras cueva, y no aprender lo que Dios quiere enseñarnos! ¡Pero David no fue así! Me gusta mucho la completa humildad de este hombre. Si tiene que ser una cueva, entonces no luchemos contra eso. ¡La convertiremos en un campo de entrenamiento para el futuro!

Al ver este período de la vida de David, no puedo evitar pensar en Jesús y en su regreso del cielo en gloria para recibir a un grupo de rebeldes y pecadores como todos nosotros.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.