Proverbios 11:25, 29:7

Antes de concluir nuestro estudio sobre la intolerancia, hay otros dos proverbios que debemos analizar:

La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado (Proverbios 11:25).

El justo se preocupa por la causa de los más necesitados, pero el impío no entiende tal preocupación (Proverbios 29:7).

La interpretación más obvia del primer proverbio nos pide que seamos generosos con nuestro dinero. Pero además debemos ser lo suficientemente sabios como para ampliar la aplicación e incluir también la generosidad de espíritu. De acuerdo con la Biblia, este tipo de individuos tendrán generosidad llena de gracia y, como resultado, recibirán de los demás esa misma actitud. Lo más probable es que otros también responderán a esa muestra de gracia, aceptación y tolerancia.

El segundo proverbio dice que los que son genuinamente justos no oprimen a los menos afortunados. Al contrario, los justos se convierten en los defensores de los menos afortunados y buscan una forma en que estos reciban un tratamiento justo. El término que se traduce como «causa» se refiere a un juicio equitativo, una entrada ilimitada a la corte donde un juez imparcial puede oír su caso y tomar decisión justa. Esa clase de tolerancia busca la justicia para todos. No excusa el pecado, pero protege al culpable del maltrato.

Jesús es un ejemplo claro de esto. Nuestro Señor no tuvo ni cometió ningún pecado. Nunca fue atrapado por la tentación, pero su corazón se compadecía de aquellos que sufrían los estragos de su pecado. En una ocasión, defendió a una mujer atrapada en adulterio.

Después de protegerla de un trato injusto por parte de unos hipócritas sanguinarios, Jesús le dijo: «Ve y no peques más» (Juan 8:11).

Esta es la clase de tolerancia que Dios desea en su pueblo.

Reflexión: Manténgase firme en los parámetros de la justicia y sea generoso mostrando gracia a aquellos a quienes les cuesta salir adelante. Después de todo, ¿hay alguno de nosotros que no haya fracasado alguna vez? ¿Hay alguno de nosotros que no necesite la gracia de Dios?

¿Hay alguien que conozca que necesita apoyo, una palabra de ánimo o algunas horas de compañerismo? Quizá esta persona no puede cumplir las expectativas de los demás, tiene una posición diferente sobre un asunto controversial o recientemente sufrió una decepción personal. ¿Está dispuesto a acercarse a esta persona? ¿Puede hacer a un lado propio sus perjuicios y convertirse en su defensor?

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.