1 Pedro 4:8
Hemos estado hablando de lo trágico de la insensibilidad en las relaciones. Estos días, las proporciones de sensibilidad paternal se hallan tan bajas que es desesperante. Esto es parte de los estragos de nuestro ritmo acelerado. Salomón nos dice que a nuestros hijos «se les conoce» por sus actos, sus acciones. Después nos recuerda que tenemos ojos y oídos que deben ver y escuchar (Proverbios 20:11-12). Pero, otra vez, hacerlo toma tiempo. Y, otra vez, estamos «demasiado ocupados».
Reflexionemos sobre eso. Una tarea básica que usted aceptó cuando se convirtió en padre fue inculcar en su prole la autoestima y la confianza. Sin que lo declaren en voz alta, sus hijos esperan que usted les ayude a creer en sí mismos, sentir que ellos valen la pena, que son valiosos, que pueden sentirse seguros en un mundo amenazante. En decenas de maneras ellos dejan pistas de que están pidiendo ayuda. El padre sensible detecta esas pistas, descifra el código y sabiamente provee refuerzos.
En su buen libro Criemos niños seguros de sí mismos, el Dr. James Dobson enumera las cinco barreras más comunes que causan que nuestros niños duden sobre su valor; aun cuando ellos sean muy amados. La primera barrera en la lista es la «insensibilidad paternal». Nuestro desafío es contrarrestar el sistema de valores del mundo, que requiere de los pequeños una inteligencia alta o un físico atractivo. Es imposible cerrar la puerta totalmente a este sistema de valores, pero debemos mantener las cosas bajo una perspectiva apropiada; ¡especialmente si nuestros peques no son ni inteligentes ni hermosos! Fallar en esto puede fácilmente resultar en luchas con sentimientos de inferioridad.
La clave, repito, es la sensibilidad; sintonizando los pensamientos y sentimientos de nuestros niños, escuchando por las pistas que nos dan y reaccionando de manera apropiada. El corazón sensible pasa sus dedos por los bordes, para detectar si existen hendiduras profundas. . . enganches. . . tomando el tiempo para escuchar. . . importar. . . dar. . . y compartir.
Es algo para lo cual vale la pena despejar la agenda, lo prometo.
Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.