La Tribulación – Cuando la tierra tiembla

Daniel 12:1

«En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Y será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces; y en ese tiempo será librado tu pueblo, todos los que se encuentren inscritos en el libro». Daniel 12:1

La Biblia no suaviza el futuro de este mundo. Lo que viene para los que rechazan a Cristo no es una era de progreso y paz, sino un tiempo de angustia como jamás se ha visto en la historia humana. Este período, conocido como la Tribulación, durará siete años y comenzará después del Arrebatamiento de la Iglesia—cuando los creyentes sean llevados al cielo para estar con el Señor (1 Tesalonicenses 4:16–17).

Jesús mismo advirtió: «Porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás» (Mateo 24:21, NBLA).

Durante este sombrío período, un líder mundial conocido como la Bestia (el Anticristo), junto con el Falso Profeta, surgirá con poder satánico para engañar y dominar a las naciones (Apocalipsis 13:1–2). Ellos establecerán un sistema político, económico y religioso bajo su control absoluto. Por un tiempo, el Anticristo hará un pacto con Israel, prometiendo paz (Daniel 9:27). Pero a la mitad del período, romperá ese pacto y desencadenará una feroz persecución contra todo aquel que no se someta a su autoridad.

Apocalipsis revela que solo quienes tengan la marca de la Bestia podrán comprar o vender (Apocalipsis 13:17). Aquellos que lleguen a la fe en Cristo durante este tiempo serán brutalmente perseguidos. Muchos entregarán sus vidas por negarse a adorar al falso sistema mundial.

Sin embargo, la maldad no reinará para siempre. Dios mismo intervendrá. Derramará su justa ira sobre la tierra en una secuencia de juicios cada vez más intensos (Apocalipsis 6–18), culminando en la Batalla de Armagedón, donde Cristo regresará como Rey de reyes y Señor de señores para poner fin al dominio del mal.

El juicio vendrá, pero la gracia de Dios aún llama. Hoy es el día para creer y compartir a Cristo.