Hechos 13: 14—52
Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía de Pisidia, cansados y doloridos de su azarosa marcha a través de las montañas. Pero no perdieron tiempo, sino que se dirigieron inmediatamente a la sinagoga, para encontrar un buen asiento y escuchar la lectura de la Palabra de Dios.
En la sinagoga le dijeron a Pablo: «¿Le gustaría predicar?». ¡Eso era lo que él estaba esperando! (Hasta puedo leer la mente del hombre: ¡pensé que nunca iban a pedírmelo!). Sin vacilar, se puso a hablarles. ¡Comenzó en Génesis y le predicó hasta el ministerio de Cristo, totalmente de memoria! Sin notas, improvisadamente.
La reacción fue impresionante. Lucas nos dice que el día de reposo siguiente toda la ciudad vino para escuchar el mensaje que Pablo iba a predicar. Lo mismo sigue siendo cierto hoy en día: La gente tiene hambre de la Palabra de Dios. Cuando uno encuentra corazones hambrientos y se les sirve buena comida, no hay ningún problema para que la gente venga al banquete espiritual. Encontrar personas con el deseo de alimentarse con carne nutritiva de la verdad de Dios no es problema.
Por tanto, mi consejo es sencillo: Cuando tenga la oportunidad inesperada de compartir las buenas nuevas, hágalo. Pero tenga cuidado de no decirlo todo hasta el más mínimo detalle. Sí está sentado en un avión y se presenta la oportunidad, no predique todo el Antiguo Testamento antes de llegar al corazón del Evangelio. Dígale a esa alma hambrienta cómo encontrar un pedazo de pan. Cuando usted le presente a Cristo, háblele de su propia peregrinación espiritual. Si lo hace de manera cortés e interesante, la persona estará pendiente de cada palabra, como sucedió en el caso de Pablo. Y la respuesta fue impresionante mente positiva.
Como lo prometió el Señor: «Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo» (Juan 12: 32).
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.