Mateo 1:18-25; Levítico 20:10
Para José, el embarazo sorpresivo de María debió haberle causado un impacto muy grande. La mujer que amaba– aquella que había desposado en un compromiso ante Dios y los hombres, aquella que lo había hecho mantenerse puro a pesar de sus propios deseos– desapareció por tres meses y luego regresó embarazada. ¿Qué se suponía que iba a pensar?
Él no le creyó. Se desmoronó porque no podía aceptar lo que María le decía. Él necesitaba un plan. Por ley podía romper su compromiso matrimonial. Por ley también, pudo haber hecho que la apedrearan hasta morir por adúltera. Pero él la amaba así que buscó la forma de preservar la dignidad de María y «la dejó ir secretamente». Nadie pensaba en acabar el embarazo de María. Ella simplemente se alejaría. . . y criaría a su hijo sola.
Al menos, eso es lo que José había decidido hacer al irse a dormir en una noche difícil. Sin embargo, Dios intervino mandando al ángel Gabriel para que visitara a José en sueños y le dijera: «No temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo».
José le creyó a Dios. Su fe hizo que sus planes cambiaran. Desde ese momento sería el apoyo y la fortaleza de María durante esta maravillosa, y a la vez, dolorosa experiencia.
Desde ese día en adelante, vemos un hombre humilde y fiel protegiendo a María y a un hijo que no era suyo. Proveyendo para ellos. Obedeciendo a Dios. Con el simple acto de llamar al niño Jesús (y no ponerle su propio nombre, la cual era una tradición para los primogénitos), José le decía al mundo que ese hijo no era suyo. Durante ese sueño, se dio cuenta cual iba a ser su función en esta magnífica misión, lo cual le daba energía y también le llenaba de humildad. Cuando se dio cuenta del desafío, él aceptó seguir adelante.
En todo aspecto, José ocupó la función del padre adoptivo– enseñándole a Jesús cómo trabajar, criándolo en la Ley y los profetas de la misma forma que cualquier buen padre judío lo hubiera hecho. ¿De qué manera la vida de José fue impactada por el tiempo que paso con su “Hijo”? No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es esto– que el poder de la elección de José de creer que la promesa de Dios se estaba cumpliendo cambió el curso de su vida. En la actualidad, enfrentamos grandes y pequeñas decisiones de fe como esas– decisiones que una vez que las tomamos, cambian la dirección de nuestras vidas.
Vea: Mateo 1:18-25; Levítico 20:10
Adaptado del libro, A Promise Kept: A Pictorial Journey of the Coming of Christ (IFL Publishing House 2010). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.