1 Pedro 1:13

Recordar es una habilidad. Claro, hay quienes han sido bendecidos con una memoria buena. Pero ellos son la excepción. Para la mayoría de nosotros, recordar es una habilidad, como el hablar en público, cantar, leer, pensar o nadar. Mejoramos una habilidad a través de arduo trabajo—esfuerzo directo aplicado con una gran cantidad de concentración, mezclada con el conocimiento apropiado.

Una de las debilidades más evidentes que a menudo confesamos tener está relacionada al ámbito de lo que es recordar nombres. La excusamos declarando: «¡No soy bueno para recordar nombres!» o «Su cara me es conocida, pero ¿cuál era su nombre?». Supongo que eso es mejor que decir: «Su aliento me es conocido, pero no su nombre».

Pero temo que, al hacer nuestras excusas, hemos comenzado a creer algo que no es verdad. La realidad es . . . ¡usted sí puede recordar nombres! Con muy raras excepciones, cualquiera puede recordar a cualquiera.

El secreto está en ese breve momento de tiempo en que estamos parados frente a frente con otra persona—de hecho, la persona más importante de su vida en ese momento. Mire, ese encuentro momentáneo ha sido dirigido por Dios. Él ha programado que dos vidas se encuentren en ese tiempo preciso—por lo que usted puede estar seguro de que ese encuentro es significativo. ¡También lo es el nombre! La manera en que usted una ese nombre con esa cara—y los fije juntos en el banco de su memoria—es de importancia crucial.

Explicaré más sobre eso mañana; por ahora, nuevamente debo enfatizar la actitud mental apropiada que debemos tener para empezar. Cada vez que alguien le es presentado y se dan la mano, recuerde:

Esta persona es importante (¡porque lo es!)
Dios ha programado nuestro encuentro (¡porque Él sí lo ha hecho!).

No sería un error decir que las personas que poseen una memoria destacada la han desarrollado impulsados por un fuerte deseo o una poderosa motivación. Una de las llaves que abren el alma de una persona es cuando usted reconoce que tiene el interés suficiente como para llamar a la otra persona por su nombre. Deje que eso sea su fuerza motivadora al hacer un determinado intento de recordar el nombre de la otra persona. Mañana les diré cómo hacerlo.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.