Apocalipsis 21:4
«Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado». Apocalipsis 21:4
Después del Milenio, cuando Satanás haya sido juzgado de manera definitiva y el mal haya sido totalmente erradicado, Dios iniciará algo gloriosamente nuevo.
Juan lo describe así: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron…» (Apocalipsis 21:1, NBLA). Este no será simplemente un mundo restaurado, sino uno completamente renovado—puro, eterno, perfecto. El antiguo orden, marcado por dolor, muerte y pecado, desaparecerá para siempre.
En ese glorioso día, todos los muertos serán resucitados y llevados ante el Gran Trono Blanco, donde serán juzgados según sus obras (Apocalipsis 20:11–15). Aquellos cuyos nombres no estén escritos en el Libro de la Vida serán separados de Dios eternamente. Pero para los redimidos por la sangre del Cordero, comenzará la eternidad más gloriosa imaginable.
En este nuevo cielo y nueva tierra, la Nueva Jerusalén descenderá del cielo, resplandeciente como una novia adornada para su esposo (Apocalipsis 21:2). Y lo más asombroso de todo: «El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos…» (Apocalipsis 21:3, NBLA).
Dios mismo morará con Su pueblo. No habrá más llanto. No habrá más muerte. No habrá más pecado. Solo la presencia del Señor, la plenitud del gozo, y la paz sin fin. Este no es un cuento de hadas espiritual; es la esperanza gloriosa y segura de todo aquel que pertenece a Cristo. Y esa esperanza no es solo para el futuro, sino una luz que transforma cómo vivimos hoy.
El cielo no es solo nuestro destino… es nuestra esperanza viva. Vive hoy como quien pertenece a la eternidad.
El cielo no es solo nuestro destino… es nuestra esperanza viva. Vive hoy como quien pertenece a la eternidad.
— Charles R. Swindoll Tweet estoAdaptado de la guía de estudio, Daniel -El modelo de Dios para el futuro, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.