Daniel 2:3
¿Alguna vez has sentido que algo te inquieta… pero no sabes por qué?
Eso mismo le pasó a Nabucodonosor. El capítulo 2 de Daniel comienza con una noche sin descanso:
«En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, este tuvo sueños, y su espíritu se turbó y se le fue el sueño» (Daniel 2:1, NBLA).
La palabra sueños (plural) indica que el mismo sueño se repetía una y otra vez, provocando en el rey una angustia creciente. Era más que una pesadilla pasajera. Era una sacudida del cielo, una inquietud estratégica enviada por Dios. Una intervención divina disfrazada de insomnio.
En su desesperación, el rey llama a todos sus sabios: magos, hechiceros, astrólogos y caldeos. Les exige que no solo le interpreten el sueño… sino que lo adivinen. No quiere que le digan qué significa el sueño; quiere que le digan qué soñó.
«El rey les dijo: “Tuve un sueño y mi espíritu está turbado por saber el sueño”» (Daniel 2:3, NBLA).
¡Qué escena tan moderna! Un hombre poderoso, rodeado de expertos, de consejeros brillantes y de sabiduría humana… pero totalmente impotente ante un mensaje de Dios. El corazón le arde de inquietud, pero sus recursos no bastan para calmarlo. Ni los títulos académicos, ni el estatus político, ni el prestigio social pueden silenciar la voz de Dios cuando Él decide hablar.
¿Te ha estado inquietando algo últimamente? ¿Hay una sensación que no te deja en paz? Podría ser más que ansiedad. Tal vez sea una invitación del cielo. Dios a menudo susurra en la calma, pero también puede hablarnos a través del desvelo.
Dios puede usar incluso tu insomnio para captar tu atención y guiarte de vuelta a Su propósito. ¿Estás escuchando?
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.