Daniel 3
¿Has visto cómo el poder absoluto revela la verdadera naturaleza del corazón humano?
Dieciséis años habían pasado desde que Daniel interpretó el sueño profético de Nabucodonosor. Dieciséis años sin que se cumplieran las profecías anunciadas: no había aparecido el reino de plata, ni el de bronce, ni el de hierro. Y definitivamente, ninguna piedra misteriosa había volado para destruir su imperio.
Inflado con una renovada sensación de invencibilidad, el rey decidió desafiar al cielo con su propia versión “mejorada” del futuro. La estatua que mandó construir era un grito de rebeldía: completamente de oro desde la cabeza hasta los pies, sin debilidades, sin pies de barro.
Pero observe algo revelador: el texto menciona «Nabucodonosor el rey» siete veces en este capítulo, más que en cualquier otro lugar del libro. Claramente, se avecinaba un enfrentamiento épico entre este rey terrenal impresionado consigo mismo y el Rey celestial de reyes.
El poder absoluto no corrompe; simplemente revela lo que ya estaba en el corazón. Cuando no hay límites externos, emergen las verdaderas intenciones internas. Nabucodonosor no se volvió arrogante por el poder; el poder simplemente expuso la arrogancia que siempre había estado ahí.
La historia está llena de líderes que, al no tener límites, revelaron la oscuridad de sus corazones. Pero también conocemos a aquellos que, teniendo poder absoluto, eligieron la humildad y la justicia.
El poder no cambia a las personas; simplemente revela quiénes han sido siempre en su interior más profundo.
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

