Después del sexto día de la creación, el Señor
Dios deliberadamente dejó de trabajar.

No es que no había nada más que pudiera haber
hecho. Por cierto que no fue porque estaba agotado. No se le habían acabado ni
las ideas ni la energía. Fácilmente podía haber hecho más mundos, creado un
infinito número de otras formas de vida, y provisto otros múltiples millones de
galaxias además de las que hizo.

Pero no fue así. Se detuvo. Pasó todo un día
descansando. Lo señaló como un día especial; como ningún otro. Si leo esto
correctamente, parece que hizo el día en que descansó un período “prioritario”
de tiempo.

A mi juicio ya no estamos obligados por el
mandato del sabat (Romanos 14:5; Colosenses 2:16); pero sí estoy convencido de que
no podemos hacer a un lado el principio de separar un tiempo regular de
descanso.

Eso nos incluye a nosotros, los pastores.
Necesitamos detenernos regularmente; y no debido a que hayamos terminado de
trabajar. Si nos proponemos ser “imitadores de Dios,” como nos ordena Efesios
5:1, nosotros, también, necesitamos hacer del descanso una prioridad. Como
pastores, esto incluye:

  • Una
    buena noche de descanso de manera regular;
  • Un
    día completo de descanso por lo menos una vez a la semana (no, no estoy
    bromeando);
  • Momentos
    de descanso aprovechados aquí y allá durante la semana;
  • Tiempos
    de vacaciones de descanso para la recuperación y reparación tanto del cuerpo
    comodel alma.

Estos métodos de obtener descanso nos ayudan a
librarnos de la feroz garra del estrés intenso que produce el ajetreo diario.

Una vez tuvimos un ministro en nuestro
personal, en una iglesia anterior, que rara vez tomaba un día libre. Recuerdo
que pasé por el templo un lunes por la noche, y vi encendida la luz de su
oficina. Cuando llegué el día martes por la mañana ¡su luz seguía encendida!
Entré a su oficina y le pregunté: “¿Cuándo fue la última vez que tomaste un día
libre?” Pareció enorgullecerse de su respuesta: “Fue hace como tres semanas.”
Así que le dije: “Eso es inaceptable. Si sigues haciendo eso, te despediré.”
¿Saben una cosa? Asombrosamente, ¡él empezó a tomar su día libre!

De nada sirve privarse de un día libre. El
finado Dr. Howard Hendricks, que fue mi mentor, contaba que una vez alguien le
dijo: “El diablo nunca se toma vacaciones, así que, ¿por qué debería tomarlas
yo?” Hendricks ni siquiera parpadeó y respondió: “Ah, ¿de veras? Yo no sabía
que él era tu modelo.” ¡Me encanta! Hay un viejo dicho que dice: “Prefiero
quemarme que oxidarme.” ¿Qué clase de selección es esa? ¡De cualquier manera uno
es historia!

Permítame instarle a que cambie su rutina,
amigo mío. Elimine el polvo del aburrimiento en su horario. Aflójese, y pruebe
un bocado fresco de vida. ¿Necesita algunas sugerencias para el descanso y el
tiempo libre?

  • Empiece
    un programa de salir a trotar, o un programa completo de hacer ejercicio.

  • Lea
    algún libro de ficción, para cambiar . . . o una gran biografía.
  • Grabe
    algo de música en su reproductor mp3, y acuéstese de espaldas, disfrutando de
    los sonidos.
  • Prepare
    y siembre un huerto pequeño, y observe cómo Dios coopera con sus esfuerzos.
  • Empiece
    a contemplar unos pocos amaneceres y atardeceres cada mes.

No estoy escribiendo simplemente en cuanto a
descansar. De hecho, me voy de vacaciones por las próximas semanas para
practicar lo que predico.

—Chuck