Si cometo algún error más a menudo que cualquier otro como predicador, es dar por sentado más de lo que debería en cuanto a mi congregación. Doy por sentado que las personas quieren saber lo que la Biblia dice. Doy por sentado que ellos saben que de corazón lo que más deseo es su mayor beneficio. Doy por sentado que ellos entienden el contexto. Doy por sentado que tienen un marco teológico de referencia. Y habiendo empezado con esas endebles presuposiciones, empiezo a preparar un grandioso sermón en donde no se ha puesto ningún cimiento. He descubierto que es mejor mantener el mensaje sencillo (pero no simplista), tomar las cosas con un poco más de calma, y establecer un buen cimiento firme. Entonces puedo edificar mi caso.

Nunca olvidaré cuando se me pidió que hablara en una reunión en la que el público no tenía mucho conocimiento bíblico. Decidí empezar con algo sencillo. “Voy a referirme a pasajes de la Biblia, de acuerdo a cierta forma de numeración,” les dije. “Por ejemplo: ‘Juan 3:16.’ Ahora bien, el número 3 quiere decir el capítulo, y el número 16 se refiere al número del versículo.” Mi esposa, sentada en la primera banca, entornó los ojos, como diciendo: “Ay, vamos. ¡Van a pensar que a mi esposo se le aflojó un tornillo!”

Pero, ¿lo creería usted? Un hombre vino a verme después, y me dijo: “Toda mi vida me he preguntado qué quieren decir esos números. ¡Ahora lo sé! El primero es un capítulo, y el otro es un versículo.” No es broma. La mayoría de personas jamás pisarán un seminario. (¡Por eso tenemos esperanza!). Ellos no saben muchas de las cosas que nosotros pensamos que saben. Y a menos que lo mantengamos sencillo, los perdemos . . . y así nunca sabrán.

Recibí un correo electrónico no hace mucho de un amigo cuya hija adolescente había tomado notas durante mi sermón, y luego había colocado mis puntos de aplicación en el espejo del baño. Por años yo he dicho que si logro comunicarme de manera que los adolescentes lo capten, lo anoten, lo recuerden y luego lo apliquen, me doy por satisfecho.

Mantenga su asunto sencillo. La meta es comunicar, recuerde; no, impresionar.

–Chuck