Algunos de nosotros, los predicadores evangélicos, parece que pensamos que debido a que enseñamos la Biblia, podemos aburrir a la gente con ella; o que algo anda mal con la congregación si se nos quedan dormidos. Sé un gran término hebreo para esa manera de pensar: ¡Disparates!
Un buen comunicador es interesante. Mire cómo lo dice Salomón: “Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad” (Eclesiastés 12:10). ¿Notó que dice: “palabras agradables”? El predicador procuró hallar lo que produciría deleite. ¡Qué le parece! Opino que eso quiere decir que buscaba claridad tanto como una forma interesante y cautivadora de utilizar los términos.
Oí que el teólogo Carl F. H. Henry contó en una conferencia ante radiodifusores una experiencia real del finado teólogo y filósofo Dr. Reinhold Neibuhr. Neibuhr decidió poner por escrito su posición teológica, explicando con exactitud su punto de vista filosófico. Siendo pensador profundo (y dado al lenguaje ampuloso), ocupó muchas hojas de papel. Al terminar su obra maestra se dio cuenta de que necesitaba que la evalúe una mente mucho más práctica que la propia. Envió el material a un ministro que sabía que tenía una mente práctica y corazón de pastor. Con mucho esfuerzo el ministro batalló con toda esa resma de papel, tratando desesperadamente de captar el significado. Cuando finalmente terminó, hizo de tripas corazón para escribir una nota breve, y sin embargo absolutamente cándida en respuesta. Decía:
Querido Dr. Neibuhr:
Entiendo cada palabra que usted ha escrito, pero no entiendo ni una sola frase.
Por favor, . . . haga un alto y piense en las palabras que usted utiliza; así como también en las frases y oraciones gramaticales que está enhebrando. Batalle contra los clichés y el argot eclesiástico que nadie entiende . . . ni a nadie le importa. Si no lo hace, ¡usted aburre! Y también yo.
Cuando las personas nos oyen, deben sentirse con el deseo de abrazar la verdad que estamos enseñando. Si la rechazan, sin embargo, no debe ser debido a nuestra entrega. Ser un comunicador interesante y claro quiere decir que usted ha pensado a cabalidad en un pasaje, y está sirviendo la comida de modo que toda persona pueda entenderla. Eso incluye el pagano que apenas acaba de entrar y se sienta en la última banca.
Si usted habla en código, está hablando consigo mismo, y apenas a los pocos graduados de seminario que tal vez haya en su congregación. Usted aburre. No haga eso.
—Chuck