Los ministros de excelencia son aquellos que ven a través de las
mentiras de la avaricia que se ha aferrado a nuestros tiempos. Hay
pastores que han declarado su lealtad indivisa al mensaje de Cristo, que
se han humillado ante la autoridad soberana de Cristo. . . y a su
control. ¡Esa es una tarea bastante difícil!

Si usted es muy talentoso, probablemente puede hacer cosas
maravillosas que causan que el público se asombre de sus habilidades y
sus capacidades. En el proceso de su ministerio, encontrará una gran
tentación de hacerse famoso, de causar un gran impacto, obtener
atención, conseguir la gloria, de pavonearse, de aumentar sus
honorarios, de demandar sus derechos y de esperar un tratamiento con
guante de seda. ¡Usted tiene la autoridad ahora! ¡Las personas están
hablando de usted! Por favor.

Permítame recordarle que si está en el ministerio para servirse a sí
mismo, no tendrá resistencia. En esa precaria parte superior de la
escalera, siempre tendrá que mantener su equilibrio para maniobrar y
manipular, mentir, engañar, y confabular. Pero si está comprometido a
la excelencia relacionada con el reino, cuando atraviese tiempos de
prueba, usted podrá contar con la fortaleza del reino para ayudarle a
atravesar cualquier cosa.

Si usted es el tipo de pastor que desea realmente todo el propósito
de Dios, entonces no se atreverá a dejar a un lado el compromiso al
reino. Eso significa que sus motivos deben ser examinados. Por
ejemplo, cada vez que planee aceptar una invitación para hablar en
público con unos honorarios bastante considerables, o para escribir un
libro, o para construir un nuevo santuario—y cosas como éstas—debe
llevarlas ante Dios. Pregunte específicamente: ¿Es esta la voluntad de
Dios? ¿Honraría esto a Cristo? ¿Representa esto un compromiso al
reino?

Muy a menudo las acciones que realizamos no necesitan cambiar. . .
¡Pero nuestras motivaciones para hacerlas definitivamente sí tienen que
cambiar!

—Chuck