Dios no tiene nietos. Él solo tiene hijos. Sin importar cuanto nos gustaría, no existe una transferencia automática de la verdad de Dios a otros. Todos deben hacer su propio viaje espiritual.

Moisés sabía esa verdad. El poderoso líder de una de las travesías más asombrosas de la historia le dedicó sus últimas palabras a la importancia de instruir la verdad de Dios a los hijos de Israel.

Para entender completamente el impacto de sus palabras grabadas en Deuteronomio 6:1-9, usted debe comprender donde estaban los israelitas. Después de vagar por 40 años, finalmente se pararon a la orilla del Río Jordán. . . en las afueras de la Tierra Prometida.

Ese nuevo territorio que estaba delante de ellos sería el lugar en donde sus niños y sus nietos crecerían.

Al principio de esta nueva vida para los hijos de Dios, Moisés dio varias directivas. Quiero destacar una en particular para nosotros:

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;

y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. (Deuteronomio 6:6-7)

Este mandamiento no habla acerca de que los padres deben aprender teología y hasta allí; habla acerca de la transferencia de teología de los padres a los niños.

Enseñe a sus hijos lo que usted ha oído y ha llegado a amar.

“Hablarás de ellas”. ¡Mire cuán natural lo hizo Moisés! Hable, no sermonee. ¡No trate de forzar una charla entera en su oración por la comida! No alimente a la fuerza a sus hijos con enormes verdades. En lugar de eso, viva la verdad día a día. . . y permita que fluya naturalmente.

Si no tenemos cuidado, en medio de lo ocupado y complicado del ministerio, algunos momentos educacionales pueden pasar desapercibidos sin ninguna palabra. ¡No permita que eso pase!

La advertencia de Moisés en Deuteronomio 6 es tan fresca hoy como el día en que la escribió. Recuerde, que nuestro primer ministerio es nuestra familia. Nuestros principales discípulos son nuestros hijos.

Como pastroes, todos deseamos que nuestros hijos lleguen a conocer y crezcan en su amor por Cristo. Pero le puedo asegurar, ¡esto no ocurrirá automáticamente!

Asegúreles a sus hijos que su relación con Dios es su máxima prioridad, que usted le ama con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas y que usted les quiere pasar estas verdades a ellos. . . y viva de forma distinta.

Necesitará decirles que Dios no tiene nietos. Hágales saber que esta es una decisión que deben tomar ellos mismos. Ayúdeles a que la tomen temprano en su vida viviéndola personalmente .

-Chuck