Poco antes de morir, Moisés le dijo estas palabras a Dios. Léalas con toda atención.

“Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos” (Números 27:16-19).

No sé las circunstancias que usted esté atravesando hoy. No puedo tener certeza de cómo Dios se propone usar este episodio de la vida de Moisés en su propia vida. Pero si sé lo que es ser pastor . . . así que puedo imaginarme algunos escenarios posibles.

Puede ser que estas palabras caigan en un corazón con mucha hambre espiritual. O tal vez usted ha sido fortalecido y recibido estímulo con el pensamiento de que está exactamente en donde Dios quiere que esté. Tal vez usted está participando en la exigente tarea de buscar a un hombre o una mujer para un cargo que lleva en sí responsabilidad de gran peso . . . y a usted se le ha hecho acuerdo de que depende de Dios, más que nunca, para ubicar a su “Josué.” O tal vez usted es ese Josué, y se le ha pedido que asuma una responsabilidad más amplia de lo que jamás soñó.

Sean cuales sean sus circunstancias, quiero hacerle acuerdo de que su Padre celestial se interesa en esos aspectos de su vida que parecerían insignificantes a una deidad distante. Sé que usted tiene presentes estas cosas; y a menudo predica sobre ellas. Pero ¿me permite recordarle lo que a menudo me hago acuerdo yo mismo? Dios nunca está demasiado atareado como para dejar de oír nuestras aflicciones, limpiar nuestras lágrimas, susurrarnos palabras de estímulo, y poner su gigantesco hombro debajo de nuestra carga. Él es un Dios que se preocupa por los detalles.

Al escribir estas palabras, estoy orando para que nuestro Señor soberano sea un consuelo muy personal para usted esta semana. Oro especialmente por ustedes, pastores, que están luchando con la soledad y desaliento. Aun cuando están rodeados de personas y su admiración, muy dentro de ustedes hay un dolor profundo. Créame, amigo mío, que Dios puede atender esa necesidad como sólo Él puede, así como lo hizo en el corazón de Moisés unas pocas horas antes de la muerte de este gran hombre.

Si usted es el Josué de Dios, no tiene que preocuparse de quedar en el olvido. No tiene que temer que la sombra de su predecesor le eclipsará a usted y su ministerio en los años por venir. De hecho, no tiene que preocuparse por nada. Si usted es el Josué de Dios, usted está justo donde tiene que estar.

Hágase acuerdo usted mismo de que Dios es soberano. Él lo tiene todo bajo su control. Él hará lo que Él quiera, a su tiempo, y para su gloria. Eso incluye su vida, su cargo, su pasado y su futuro. Preocuparse por algo de eso es un desperdicio de energía. Dios ha cubierto todo detalle.

Sí, todo detalle.

Piénselo de esta manera: no hay cosa tal como que Dios sea casi soberano.

—Chuck

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