Mantente íntegro en un mundo que quiere moldearte

¿Te cuesta decir «no» cuando todos dicen «sí»? Ora por discernimiento. Decide obedecer. Y confía: Dios honra al que lo honra.
El mundo puede quitarte muchas cosas… pero no puede quitarte tu decisión de obedecer a Dios.

¿Y ahora quién eres tú?

Así opera el mundo: quita, confunde, rebautiza. Pero Dios sigue viendo. Y si tú permaneces fiel, tu identidad no la define un imperio, una etiqueta o una herida… sino el Dios que te llamó por nombre desde antes de nacer.

Firmeza sin trampa

Tu integridad es más valiosa que tu comodidad. Cuando lo pierdes todo menos tu carácter… aún lo tienes todo.

Un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva – La eternidad comienza aquí

Dios mismo morará con Su pueblo. No habrá más llanto. No habrá más muerte. No habrá más pecado. Solo la presencia del Señor, la plenitud del gozo, y la paz sin fin. Este no es un cuento de hadas espiritual; es la esperanza gloriosa y segura de todo aquel que pertenece a Cristo. Y esa esperanza no es solo para el futuro, sino una luz que transforma cómo vivimos hoy.

El Reino del Milenio – El reino que anhelamos

Tras Su glorioso regreso, Jesucristo no solo derrotará al mal… reinará. El Hijo de David tomará Su trono y cumplirá plenamente las promesas que Dios hizo a Israel y a su linaje real (2 Samuel 7:8–17). Este tiempo glorioso será conocido como el Reino del Milenio—mil años de justicia, paz y renovación.

El segundo Adviento – El regreso del Rey

El mundo será testigo de un evento glorioso e innegable. Cuando la oscuridad de la tribulación cubra la tierra y las fuerzas del mal se congreguen en el valle del Armagedón, el cielo se abrirá… y Cristo regresará.

La Tribulación – Cuando la tierra tiembla

Apocalipsis revela que solo quienes tengan la marca de la Bestia podrán comprar o vender (Apocalipsis 13:17). Aquellos que lleguen a la fe en Cristo durante este tiempo serán brutalmente perseguidos. Muchos entregarán sus vidas por negarse a adorar al falso sistema mundial.

El Arrebatamiento – Un encuentro en las nubes

Hay promesas que transforman la manera en que vivimos el presente. Una de esas promesas nos la dio Jesús mismo: «No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí. En la casa de Mi Padre hay muchas habitaciones… voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré conmigo, para que donde Yo estoy, allí estén también ustedes» (Juan 14:1–3, NBLA).