Salmos 26

El rey David conocía bien el aguijón del trato injusto, tanto como cualquiera. Para evitar que el maltrato socavara su relación con Dios, escribió seis resoluciones en una canción. Se comprometió a mantenerse transparente ante el Señor y a recordar su amor. Además de eso, David resolvió dejar que Dios sea el juez del pecado de los demás.

  1. Resolución: Rehusaré caer en la tentación de vengarme (vv. 4 -5).

No me he sentado con los hombres falsos ni tengo tratos con los hipócritas. Aborrezco la reunión de los malhechores; nunca me he sentado con los impíos (vv. 4 -5).

Tendemos a involucrarnos con la gente equivocada como derivado de la duda y el desvío. Si nos han maltratado, somos muy vulnerables a esta trampa. Siempre encontraremos un grupo de personas que se pondrán de nuestro lado, invitándonos a revelarnos y a transigir. Esas son las personas que nos dicen: «¿Por qué tienes que aguantar eso? Tú mereces justicia, así que véngate. ¡Contraataca!»

Considere la situación de David. Quizás era cuando Saúl lo estaba persiguiendo debido a su envidia. David no se merecía un trato tan injusto.

Seguramente tuvo amigos bien intencionados que le decían que se vengara de Saúl. En varias ocasiones David deliberadamente resistió vengarse aun cuando varios de sus amigos le dijeron que le hiciera. David sentía que, si el Señor podía protegerle, él también podía encargarse de sus enemigos.
Este es un buen momento para que haga una pausa y lea 1 Samuel 24: 1-20 y 26: 6-12.

O tal vez, David escribió esta canción mientras sufría el tormento de aquellos días cuando su hijo Absalón conspiró contra él y le arrebató el trono de Israel injustamente (2 Samuel 15: 1-6). ¿Cuál fue el resultado? David tuvo que huir para salvar su vida. Aun cuando recibió el maltrato, David sabiamente nunca intentó vengarse de su hijo o aceptar la retórica maliciosa de los hombres que estaban con él.

Quizás usted ha caído presa del consejo erróneo de malos amigos. Cuando esto ocurre usted está sentándose, en palabras del Salmo 26, «con los hombres falsos» y tratando «con los hipócritas».

Deténgase un momento y medite en las palabras de 1 Corintios 15: 33: «No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».

¡Qué palabras tan veraces! Uno no puede asociarse con malas compañías y no salir afectado. El punto es claro: no permita que el maltrato le lleve a buscar la compañía de personas incrédulas o adoptar la forma en que ellas se encargan de sus situaciones. Puede parecer lógico, pero la venganza, por lo general, trae sus consecuencias y nunca glorifica a Dios.

  1. Resolución: Mantener una actitud positiva (vv. 6 -7).

Lavaré mis manos en inocencia e iré alrededor de tu altar, oh Señor, para proclamar con voz de agradecimiento y contar todas tus maravillas.

David quería que su corazón se mantuviera recto. Por esa razón se refiere a «lavarse las manos» y estar alrededor del «altar de Dios». Estos simbolismos eran muy conocidos por los judíos. En Éxodo 30: 17-21, se menciona la fuente de bronce que estaba en el tabernáculo. Era utilizada para que los sacerdotes se lavaran las manos y los pies antes de acercarse al altar para ministrar. Si no lo hacían, podían arriesgarse a morir.

David menciona este principio importante en su canción y lo aplica a su situación. Él se mantuvo muy cerca de su Señor durante esos momentos, asegurándose de confesar sus pecados y de que su corazón se mantuviera limpio. Haciendo eso, se mantenía puro y positivo. Esto sin embargo no garantizaba que el maltrato acabaría súbitamente. Considere el Salmo 73: 13-14. Allí el compositor admite el peligro interno causado por el maltrato.

¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia! Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.

No pensemos que una vida limpia recibe inmediatamente la bendición de circunstancias placenteras. Eso no es cierto. No obstante, sepa que mantener una relación adecuada con el Señor sigue siendo la mejor manera de enfrentar el maltrato. Y finalmente esa actitud será gratificada.

También note que el Salmo 26:7 se refiere a una actitud de agradecimiento.

David le proclamó palabras de agradecimiento a Dios cuando era maltratado. Interesante, ¿no es cierto? Ese si que es una actitud positiva. La prueba crucial de dar gracias a Dios en todo (1 Tesalonicenses 5: 18) ocurre cuando sufrimos el maltrato. Ahí se encuentra la prueba suprema de una actitud de gratitud.  Es en el momento del maltrato donde tendemos a olvidar darle gracias a Dios por el privilegio de ser un ejemplo a los demás cuando nos hacen daño. Aprenda a reaccionar primero con un genuino: «Gracias, Señor», cuando un ataque inmerecido se ponga en su camino. Si lo hace, usted será una persona singular. Y por si eso fuera poco, una actitud positiva quita de nuestra mente la basura mental que siempre contrarresta el consejo de la Escritura.

Afirmando el alma: Rehusar vengarse y mantener una actitud positiva literalmente es una característica sobrehumana. ¿Cuáles son algunas formas prácticas en las que alguien puede buscar y recibir la ayuda de Dios? ¿De qué manera los amigos cristianos pueden ayudarle a alguien a implementar esta resolución de manera constante?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.