Salmos 26
David estaba sufriendo un trato injusto a pesar de que sus acciones eran correctas, por eso clama a Dios en los versículos del Salmo 26. Mientras leemos la letra de esta canción de angustia, develaremos seis resoluciones que David tomó y que lo mantuvieron (así como a nosotros) de caer en amargura y el resentimiento durante esa época de maltrato.
- Resolución: Seré transparente ante el Señor (v. 2). David, de tres maneras diferentes, invita al Señor a que evalúe su actitud: «examíname. . . pruébame. . . purifícame». Estas tres palabras representan tres términos hebreos diferentes. El primero es «bachan» y significa examinar, investigar, o pasar por escrutinio. Es la misma palabra que se utiliza en el Salmo 139:23-24:
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.
El salmista le está pidiendo a Dios que le haga un examen interno, que le haga un análisis completo.
El otro término que se traduce como, «pruébame» en el versículo 2, es la palabra hebrea, «nasah» y lleva el concepto de poner a prueba a alguien. Deuteronomio 8:2 utiliza la forma enfática de ese verbo denotando, «una prueba intensa»:
Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido el Señor tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos o no. (El énfasis es mío).
Dios les dio a los israelitas una prueba intensa de cuarenta años para que la condición verdadera de sus corazones quedara expuesta. El Señor no lo hizo para saber cuál era la condición de los corazones de los israelitas, sino más bien para que ellos mismos pudiesen examinar sus propios motivos e intenciones y de esa forma se arrepintieran.
El tercer término, «purifica» que aparecen en el versículo 2, es el verbo hebreo, «tzahraf». Este verbo tan ilustrativo literalmente significa refinar o sacar lo mejor. De las treinta y dos veces que se utiliza en el Antiguo Testamento, aparece en su forma verbal y de ellas, veintidós veces se vincula con la actividad de refinar el oro o la plata removiendo sus impurezas.
¿Comprende el principio? Cuando la maldad toca a su puerta, sea transparente delante del Señor. Invítelo a que haga un examen interno de su vida con el propósito de determinar su carácter, que realice un proceso intenso y le revele a usted la condición verdadera de su corazón y de esa forma le purifique y en el proceso, remueva cualquier impureza.
Aun cuando usted no haya sido culpable de maltrato por causa del pecado, su reacción puede ser pecaminosa. Si desea mantener una relación cercana con Dios, invítele abiertamente para que Él haga una cirugía divina en su interior. Decida aceptar el daño que le han causado como una oportunidad para poder ser más transparente y puro ante el Señor. Pídale su consejo divino y que le muestre cómo está su ser interior.
- Resolución: Recordaré su amor y continuaré obedeciendo su Palabra (v. 3). David escribió: «Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y camino en tu verdad» (Salmo 26:3). Esta oración implica dos tentaciones muy sutiles, pero a la vez muy comunes que ocurren cuando nos enfrentamos ante el maltrato. Primero, dudamos del amor de Dios y segundo, caemos en la desobediencia.
David dice: «Tu misericordia está delante de mis ojos». Él tomó la decisión de ver todo lo que se le presentaba ante él a través del filtro de la misericordia de Dios. De esta forma, en vez de caer en la tendencia común de contraatacar, David resuelve caminar en la verdad de Dios.
¿Se da cuenta? Claramente, la perspectiva de David se enfoca en el amor que Dios le tiene a él y sabe que Dios le guiará para salir del laberinto confuso del maltrato donde se encontraba.
¿Sabe usted cuál es la mejor muestra de amor? La obediencia. Nuestro Señor nos recuerda eso en Juan 14: 15, 21, 23:
«Si me aman, guardarán mis mandamientos» (v. 15).
«El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él» (v. 21).
Respondió Jesús y le dijo:
—«Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él» (v. 23).
Si usted está seguro de que Dios realmente le ama, nunca durará ni fallará en su reacción. Más bien, se deleitará en complacerle. No hay nada como el amor para motivarnos internamente.
Afirmando el alma: ¿Por qué es tan difícil «ser transparente ante el Señor» cuando alguien nos ha tratado injustamente? ¿Cuál es su mayor desafío al «recordar el amor de Dios y continuar obedeciendo Su Palabra» durante una época del maltrato? A veces, la perspectiva de un amigo puede ayudarnos a ver dónde estamos fallando. Pídale a alguien cercano a usted que ore con usted y le responsabilice en tanto que usted lleva a cabo esas resoluciones.
Si usted está seguro de que Dios realmente le ama, nunca durará ni fallará en su reacción.
— Charles R. Swindoll Tweet estoAdaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.