Daniel 2:21

Si miras este año que termina, ¿ves solo circunstancias o alcanzas a ver la mano de Dios?

Daniel vivió los mismos eventos que Nabucodonosor: guerras, cambios de poder, decretos, amenazas, milagros. La diferencia no fue el calendario, sino la mirada. El rey veía sus logros; Daniel veía al Dios que «cambia los tiempos y las épocas» (cf. Daniel 2:21).

Al cerrar el año, es fácil quedarnos en lo superficial: «Fue un buen año», «fue un año difícil», «logramos esto», «perdimos aquello». Pero Daniel 4 nos invita a ir más profundo: ¿en qué momentos Dios interrumpió tu agenda? ¿Dónde te habló, te advirtió, te sacudió, te sostuvo?

Puede que este año hayas tenido sueños rotos, proyectos detenidos, puertas cerradas. O tal vez viviste avances, logros, reconocimientos. En ambos casos, la pregunta clave es la misma: ¿te acercaron más al corazón de Dios o solo alimentaron tu orgullo y tu autosuficiencia?

Antes de que cambie la fecha, detente y lee tu año como Daniel leería la historia de Babilonia: no como una cronología de eventos, sino como el registro de un Dios paciente, soberano y persistente, trabajando en tu carácter.

El mejor balance de fin de año no se mide en logros o pérdidas, sino en cuánto más se parece hoy tu corazón al de Cristo.

¡BIENVENIDO, 2026!

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.