Daniel 4:2

¿Qué harías si Dios te pidiera hacer pública la parte más vergonzosa de tu historia?

Daniel 4 es único: está escrito en primera persona por un rey pagano que decidió contarle al mundo cómo Dios lo derribó… para salvarlo. «Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que el Dios Altísimo ha hecho conmigo» (cf. Daniel 4:2, NBLA).

Nabucodonosor pudo haber ocultado este capítulo de su vida. ¿Quién quiere recordar que perdió la razón, vivió como animal y fue humillado frente a todo el imperio? Sin embargo, cerca del final de su reinado, cuando otros estarían puliendo su legado, él decide exhibir la gracia de Dios por encima de sus propias glorias.

Eso es lo que hace el Dios Altísimo cuando toca un corazón orgulloso: lo transforma en púlpito. El rey que antes presumía sus conquistas ahora proclama: «Su reino es reino eterno, y su dominio de generación en generación» (cf. Daniel 4:3, NBLA). Dejó de ser el protagonista para convertirse en testigo.

A veces queremos que Dios nos use, pero sin tocar nuestras zonas oscuras. Queremos un testimonio sin proceso, una plataforma sin quebranto. Sin embargo, el Señor suele usar justamente esas partes que nos avergüenzan para mostrar Su poder y Su paciencia.

¿Y si la historia que más te duele es precisamente la que Dios quiere redimir para consolar a otros? ¿Y si tu «peor capítulo» se convirtiera en la portada de Su gracia?

Cuando Dios conquista tu orgullo, tu historia deja de girar en torno a ti y se convierte en un anuncio vivo de Su gracia.

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.