Ester 4: 9—14
Ahora bien, antes de que arrugue la frente y se ponga a pensar farisaicamente en que usted jamás habría reaccionado como lo hizo Mardoqueo, recuerde que está rodeado de amigos en un ambiente seguro y nada amenazante, en el que no hay soldados armados fuera y tampoco un protocolo de gobierno que obedecer. Además, es muy posible que usted no esté viviendo bajo sospecha por causa de la raza con la que vino al mundo, y que no haya ningún rey sentado en el trono de cuyo capricho depende que usted viva o muera. Es fácil ser valientes cuando estamos protegidos y seguros, cuando no tenemos nada que arriesgar.
Si Ester obedecía a Mardoqueo, lo arriesgaba todo, incluso su vida. Aunque el rey era su esposo, ella no podía pasearse alegremente por su despacho y decirle de pronto lo que se le ocurriera. Las cosas no funcionaban así en la antigua Persia. Él tenía que mandar a llamarla, y en ese momento, no la había mandado a llamar durante un mes. Si ella se presentaba ante él sin ser llamada, el rey podía ordenar su muerte. Y para colmo , ella era judía. ¡Quién sabe cómo habría reaccionado ese gentil monarca cuando se enterara de esto!
Era un inmenso dilema. Pero Mardoqueo sabía quién era Ester, él se había ocupado de ella, le había enseñado. Mardoqueo sabía hasta dónde podía presionarla; pero sobre todo, conocía su carácter. Sabía de la pasta que estaba hecha.
Fomentar el cultivo del carácter es exactamente lo que los padres sabios hacen, acicateando, apremiando a sus hijos a desarrollar madurez. Como padre, usted tiene ocasiones en su vida, breves momentos, pequeñas ventanas de tiempo, en lo que puede tomar la iniciativa de ayudar a sus hijos a entender el valor de ser valiente. A medida que crezcan y esas ocasiones cambien a una relación más distante, usted debe hacer un llamado a sus hijos para que den la cara por lo que creen, aunque tengan que levantarse solos, y luego confiar en que lo harán sin que usted esté cerca de ellos.
Mardoqueo enfrenta este momento. Por eso, cuando Hatac viene a él con la respuesta de Ester, Mardoqueo se aprieta el cinturón alrededor de su cilicio y dice palabras fuertes, apela al carácter de Ester.
De haber estado usted en la misma situación, ¿qué le habría dicho a la reina?
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.