Lucas 12:15

Mirad, y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee.

Lucas 12:15

Echemos un breve vistazo a la codicia. Prácticamente hablando, la codicia es un deseo desordenado de tener más, es un hambre excesiva, e insatisfecha de poseer. Como una bestia indómita, la codicia empuña, agarra, echa a mano, se aferra, obstinadamente reusando entregar. La palabra suficiente no está en el vocabulario de esta bestia. Afín a la envidia y los celos, la codicia es con todo distinta. La envidia quiere tener más de lo que el otro posee. Los celos quieren poseer lo que ya se tiene. Pero la codicia es diferente. La codicia está para siempre descontenta y por consiguiente insaciable está con antojos, anhelando, queriendo, procurando más, más, más . . .

Ese es todo el punto de la codicia. Uno quiere más y más de algo que en realidad no es bueno para uno. Y en el esfuerzo por conseguirlo, se sufren consecuencias dolorosas. Por eso Jesús advierte: «Tengan cuidado. Estén alerta. Esto es como un cáncer; una sanguijuela insaciable que les chupara la vida misma». Lo suficiente nunca será suficiente.

Cuidado.

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.