1 Samuel 24: 1—7

Aquí vemos a un hombre que hizo lo correcto, y que logró que un grupo se le uniera. Los persuadió con sus palabras. Por extraño que parezca, el significado literal aquí es “desgarro”. Los desgarró con sus palabras. Es el mismo vocablo hebreo utilizado en Isaías 53 donde leemos: «él fue herido por nuestras transgresiones». Significa atravesado, desgarrado, destrozado.

Tengo la idea de que los hombres de David no se limitaron solo a decir mansamente: «¿Piensas que actuaste bien al hacer eso?» No, debieron haber tenido una discusión acalorada.

-¡No seas tonto, David! ¡A ese hombre lo único que le falta es quitarle la vida!

-Miren, simplemente, ¡no puedo hacerlo!

Los argumentos iban y venían, pero Dios defendió un principio de justicia hasta que los razonamientos de los hombres fueron destrozados. Fueron persuadidos. Recuerde esto cuando usted esté en la cuerda floja en algún lugar. Quizás sea en su profesión o en su negocio. Quizás sea en la manera como ha hecho sus estudios o llevado adelante su estilo de vida. Usted ha sido complaciente con sus principios, ha tratado de justificar sus acciones, y ha comenzado a ceder. Dios le dice: «No tienes por qué hacer eso. Vuelve a donde debes estar».

¡Quién sabe a cuántos pudiera usted persuadir si se mantiene caminando con Dios! Pocas cosas son más contagiosas que un estilo de vida piadoso. La gente con la cual usted se relaciona cada día necesita esa clase de desafío. Usted no tiene que ser una persona mojigata. Ni sermoneadora. Solo tiene que llevar una vida limpia en todo momento. Ser íntegro, correcto, sincero. Tener una auténtica obediencia a Dios.

David persuadió a los hombres porque, básicamente, tenía absoluta confianza en Dios. Luchó con sus sentimientos de culpa, se jugó la vida por un principio justo, y se mantuvo firme con total confianza en que Dios arreglaría la situación, aun frente a toda la oposición. «Mía es la venganza, yo pagaré», dice el Señor. Y David puso su confianza en eso.

Salomón, el hijo de David, escribiría más tarde: «Cuando los caminos del hombre le agradan al Señor, aun a sus enemigos reconciliará con él» (Proverbios 16:7) ¡Qué promesa tan maravillosa! Sin embargo, en esta porción de la Escritura no aparece la palabra «fácil», y ¿sabe por qué?, porque no es nada fácil.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.