Daniel 2:37
¿Quién sostiene realmente el poder sobre la tierra?
«Tú, oh rey… eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria» (Daniel 2:37, NBLA). Daniel no endulza la verdad: el esplendor de Babilonia no nació del genio de Nabucodonosor, sino del favor soberano de Dios. Todo lo que el rey posee —autoridad, dominio, poder militar, renombre— es prestado.
Con respeto y valentía, Daniel coloca a Dios en el centro del trono: «Él te lo dio… Él lo sostiene… y Él lo quitará cuando llegue el momento». Babilonia era la cabeza de oro, sí, pero no el cimiento eterno.
Este principio sigue vigente. Ningún gobierno, empresa, «influencer» o institución ejerce poder por mérito propio. Si hoy sostienen el cetro, es porque Dios lo permite… temporalmente.
¿Y tú? ¿Dónde ejercitas influencia—en casa, en el trabajo, en la iglesia? Recuerda: el poder es un préstamo con propósito. Lo que Dios te ha dado no es para tu gloria, sino para Su Reino. Usarlo con humildad y fidelidad es un acto de adoración.
No hay poder legítimo sin rendición al Dador del poder. Como Daniel, seamos valientes para proclamarlo, incluso frente a los poderosos.
El poder que tienes no es tuyo: es prestado por Dios. Úsalo con humildad y entrégalo con gratitud.
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.