Daniel 3:24-25
¿Alguna vez has descubierto que en tu momento más difícil no estabas tan solo como pensabas?
Nabucodonosor se asoma al horno esperando ver cenizas, pero lo que ve lo deja sin palabras: «¿No echamos a tres hombres atados en medio del fuego?… He aquí, yo veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses» (Daniel 3:24-25, NBLA).
El fuego que debía destruirlos los liberó. Las llamas que debían consumirlos solo quemaron sus ataduras. Y en el lugar donde debía reinar la muerte, apareció una presencia divina caminando entre ellos.
Este es el patrón del Reino de Dios: cuando Su pueblo enfrenta el fuego por causa de la justicia, Él no siempre los libra DEL fuego, pero siempre los acompaña EN el fuego. Su presencia transforma el lugar de juicio en lugar de encuentro.
Siglos después, Jesús prometería: «He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Pablo testificaría: «En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8:37). El horno no desaparece. Dios no siempre te libra del fuego, pero nunca te deja caminar solo en él.
En tus pruebas más ardientes, descubrirás que no estás solo: el cuarto Hombre ya está ahí esperándote.
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

