Proverbios 15, 17

Para este momento, el mejor modo de prescindir del afán del descontento ya debe ser claro. El libro de Proverbios nos aconseja que encontremos nuestro deleite personal en las cosas que el dinero no puede comprar, tales como el amor y la armonía interpersonal. La sabiduría también señala otra esperanza abstracta que satisface el corazón en formas que las posesiones materiales no pueden lograr.

Es mejor lo poco con justicia que gran abundancia derecho (Proverbios 16:8).

Durante la maratón de Boston de 1980, una corredora aficionada llamada Rosie Ruiz asombró al mundo entero terminando la carrera en un tiempo notable. Dos horas y treinta y dos minutos, y con ello logró el tiempo más rápido en la historia de esa carrera. Durante los últimos metros, Rosie estaba visiblemente fatigada y, una vez que cruzó la línea de llegada, colapsó en los brazos de los oficiales de la carrera. Los medios de comunicación rodearon a esta inesperada ganadora quien dijo que se preparó mucho para ese evento histórico.

Desafortunadamente, Rosie no corrió toda la carrera. Comenzó la carrera y, unas pocas millas después, se subió a un tren subterráneo, esperó un par de horas, y luego volvió a unirse a la carrera media milla antes de la meta final.

Los oficiales de la carrera tenían esa sospecha, ya que ella había mejorado dramáticamente su tiempo en la maratón de Nueva York, el año anterior (dos horas, cincuenta y seis minutos, treinta y tres segundos). Después se dieron cuenta de que, en esa ocasión, Rosie tampoco había realizado toda la carrera. Ella había tomado un autobús.

Sencillamente, no comprendo lo que una persona puede obtener haciendo trampa. ¿Cómo puede alguien disfrutar la victoria sabiendo que es falsa? Rosie Ruiz siempre será conocida entre los corredores como la «corredora de maratón que hizo trampa».

Nada que se obtenga por medio de la injusticia traerá satisfacción. El sabio decía que una ganancia honesta, aunque sea pequeña, le traía más satisfacción que lo que cualquier riqueza mal habida podía darle. ¿A quién le importa que su cuenta del banco esté llena y su portafolio de inversiones sea la envidia de la Bolsa de Valores, si para hacerlo hizo trampa?

Eso no haría a nadie más exitoso, inteligente, diligente ni digno de respeto; es más, esa persona tendrá que lidiar siempre con su conciencia. Algo así como dormir en una cama de clavos: cualquier movimiento le recordaría a esa persona que no está en el lugar correcto.

Todos necesitamos un consejo sabio. El rico y el pobre, los que quieren mucho, los que tienen mucho y los que sienten que necesitan tener más.

El descontento rara vez tiene que ver con el estatus financiero de una persona. La ambición es el cáncer de la actitud, causada no por la falta de fondos sino por prioridades incorrectas. Algunas personas nunca se sentirán satisfechas, no importa cuánto adquieran. El descontento es un ladrón que continúa robándonos la paz y la integridad. Su único trabajo es susurrar a nuestro oído la palabra «¡más!»

Reflexión: Mencione algo que desea tener en mayor abundancia. ¿Es algo que puede tocar físicamente o comprar con dinero? Sea cual sea su respuesta, considere lo que está dispuesto a sacrificar para obtener eso. ¿Qué clase de reacción cree que recibiría si esta información se hiciera pública?

Nada que se obtenga por medio de la injusticia traerá satisfacción.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.