Daniel 2:41
¿Qué tan sólida es la unidad que aparentas?
«Y por cuanto viste los pies y los dedos, en parte de barro de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido…» (Daniel 2:41, NBLA). La imagen del sueño de Nabucodonosor culmina en una mezcla imposible: hierro y barro. La fuerza del imperio romano —su disciplina, leyes y poder militar— se mezcla con una fragilidad interna. Autoridad y debilidad, coexistiendo.
El resultado: una apariencia de solidez, pero una realidad quebradiza. Por fuera, el reino parece firme. Pero en la base, los elementos no se adhieren. Lo que no se mezcla, eventualmente se rompe.
Este retrato no solo describe al imperio romano; describe a muchas vidas, iglesias y culturas actuales. Mezclamos convicciones con conveniencias, autoridad con populismo, verdad con apariencia. El resultado: estructuras que lucen impresionantes, pero que se desmoronan bajo presión.
Lo que sostiene un Reino eterno no es su imagen, sino su integridad. Dios no busca uniformidad artificial, sino unidad forjada por su Espíritu. Cuando el corazón está dividido, la vida tambalea. Cuando el alma intenta mezclar barro humano con hierro divino, el resultado es inestable.
¿Tu fundamento es íntegro o dividido? ¿Tu liderazgo se basa en principios o en apariencias? Hoy, examina tus pies: ¿soportarán el peso del llamado que Dios ha puesto sobre ti?
El Reino dividido no resiste. Solo la unidad forjada en la verdad sostiene lo eterno.
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.