Daniel 3:16-18

¿Cuál es la diferencia entre fe inmadura y fe que puede mover montañas?

La respuesta de los tres hebreos ante la amenaza mortal de Nabucodonosor se ha convertido en una de las declaraciones de fe más poderosas de toda la literatura humana. Pero lo extraordinario no fue solo lo que dijeron, sino cómo lo estructuraron: «Nuestro Dios PUEDE librarnos. Creemos que nos LIBRARÁ. Pero SI NO lo hace, igual no nos inclinaremos» (Daniel 3:16-18, NBLA).​

Aquí se revela la arquitectura de la fe madura: reconoce el poder absoluto de Dios, expresa confianza en Su voluntad soberana, pero luego viene la declaración que separa la fe auténtica de la fe condicional: «Pero si no lo hace…».​

La fe inmadura negocia: «Dios, si me libras de esto, entonces te seré fiel». La fe madura obedece: «Dios, aunque no me libres, te seguiré siendo fiel». Una depende del resultado favorable; la otra trasciende cualquier resultado terrenal.

Los tres jóvenes no estaban chantajeando al cielo ni negociando con Dios. Entendieron algo que muchos creyentes luchan por comprender: la verdadera fe obedece primero y entrega completamente las consecuencias en las manos soberanas de Dios.

Como dice el texto: «La fe verdadera no presume que Dios siempre hará que las cosas salgan a nuestro favor. La fe verdadera obedece a Dios primero y le deja a Él el resultado».

La fe que transforma el mundo no exige garantías; obedece sin condiciones y confía sin límites.21

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.