Daniel 2:34-35
¿Qué legado quieres dejar al cerrar esta etapa?
Terminamos octubre recorriendo la historia de Daniel: exilio, presión cultural, decisiones difíciles, gracia visible, excelencia, interpretación de misterios. Lo que inició con desarraigo terminó con influencia y revelación, pero el hilo conductor no fue el ascenso, sino la fidelidad. Daniel encarnó un legado: santidad en lo cotidiano, sabiduría en lo profano, esperanza en medio de colosos. Su vida apunta al Reino que crece como montaña y permanece cuando todo cae (Daniel 2:34–35).
Este cierre es también un comienzo. “El que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará” (Fil 1:6). Contar los días con sabiduría nos prepara para obedecer mejor (Sal 90:12). El Reino es inconmovible (Heb 12:28), y Cristo —la piedra viva— sigue edificando personas, familias e iglesias que resisten el viento y el tiempo (1 Pedro 2:4–6).
Tu fidelidad este mes no fue en vano: oraciones, lecturas, decisiones. Quizá nadie las aplaudió, pero Dios las vio. Ahora abre noviembre con expectación: ¿qué quiere ajustar el Señor?, ¿a quién te llama a servir?, ¿qué hábito debes cimentar? El final de un calendario puede ser el inicio de una vida más arraigada.
El fin de este mes puede ser el inicio de una fidelidad renovada. Cierra con gratitud y abre con fe: en Cristo, los finales son principios que el Reino convierte en legado.
Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

