Levítico 11:44

Vosotros por tanto os sacrificaréis,
y seréis santos, porque yo soy santo.
Levítico 11:44

Algunos dan la impresión de que nunca podran trabajar lo suficientemente duro como para ser santos suficientemente. Nunca abandonamos suficientes cosas como para ser santos. En el extremo opuesto están los que ven la santidad como enteramente pasiva. Dios la reparte. Se la echa encima a uno. Uno la disfruta, se aprovecha de ella, pero uno es nada más que una parte pasiva del proceso.

Permítame corregir a ambos extremos. Primero que nada, debemos ser santos. La santidad siempre indica . . . separación y diferencia. Dios, siendo santo, es diferente y separado de todos los demás dioses. Y nosotros como hijos de Dios, debemos cambiar ser separados y diferentes . . . Debemos vivir vidas de integridad ética y excelencia moral. Si eso fuera imposible para nosotros, Dios nunca nos lo hubiera exigido. Pero lo exige . . .

Segundo, la santidad no es pasiva. No depende solo de Dios. Somos participantes activos en el proceso. La santidad es parte del proceso de la voluntad de Dios para nosotros, sus hijos.

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.