Éxodo 12: 31-14:14

Humanamente hablando, lo conflictos son experiencias terribles. Si usted permanece mucho tiempo en un conflicto, comenzará a poner en duda las mismísimas raíces de su fe. Después comenzará a buscar a alguien para echarle la culpa; y por lo general, será una persona que esté en una posición de liderazgo.

Por eso me causa tanta curiosidad la reacción de Moisés. Él no dijo, como diría la mayoría: «Dios ayuda a los que se ayudan». La gente cree que eso está en la Biblia, pero no es así. ¡No, Dios ayuda a los desvalidos!

Observemos la respuesta bíblica de Moisés en el versículo 13 del capítulo 14: «¡No temáis!» ¡Qué consejo tan extraño! Ya me imagino a los israelitas diciendo: «Oye, Moisés, los egipcios están a la vuelta de la esquina. Tienen carros, arcos, flechas y lanzas puntiagudas., ¿y tú estás diciendo ‘no temáis’? ¿Qué pasa contigo hombre? ¿Es que acaso necesitas lentes nuevos? ¿No puedes ver que se están acercando? ¡Dios mío, sálvanos de este pastor miope!»

«Yo los veo bien», respondió Moisés. «Pero insisto en lo que dije anteriormente: ‘¡No temáis!’».

Sin embargo, Moisés no había terminado. Después de decirles que no tuvieran miedo, les da un segundo consejo a sus seguidores: «Estad firmes». Y un tercer consejo: «Ved». Y un cuarto: «El Señor combatirá por vosotros y vosotros os quedaréis en silencio».

Ahora bien ¡hay una receta para las personas que se encuentran en un conflicto inevitable! No tengan miedo, estén firmes, vean como Dios viene en su ayuda y dejen de hablar. Lo más difícil es lo último porque tenemos que quejarnos o contarle a alguien por todo lo que estamos pasando. Pero Dios no necesita que le digan nada. Él conoce el conflicto, y lo que espera simplemente es que nos calmemos y nos mantengamos en silencio.

Cuando usted está en un callejón sin salida, llevado por Dios a ese conflicto, es allí donde descubrirá alunas sorpresas maravillosas que Él ha dispuesto para usted. Por eso Moisés dijo: «Miren, estamos firmes. Aquí hay una gran bendición para nosotros que perderemos si ponemos los pies en polvorosa».

¿Sabe usted cuál es la respuesta habitual al pánico? En primer lugar, nos asustamos. Luego, huimos. En tercer lugar, peleamos. Y cuarto, se lo contamos a todo el mundo.

El consejo de Dios es precisamente todo lo contrario. No se asusten. Estén firmes, Vean como yo actúo. Manténganse callados. Es entonces cuando Él hace su mejor obra en favor nuestro. ¡Él se encarga de la situación! Dios maneja luego nuestra dificultad de manera contraria a como lo haríamos nosotros. El Señor está esperando que nosotros esperemos para Él intervenir.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.