Éxodo 12:29,30, Salmo 105:26-38

Esa noche en vez de tristeza y temor había regocijo. ¿No es admirable? En el viento se respiraba la dulce fragancia de la libertad. Nos encanta cantar el himno: «Tu santo nombre alabaré, bendito Redentor; ni lenguas mil cantar podrán la grandeza de tu amor» (Himnario Bautista #39, Tu Santo Nombre Alabaré). Si usted cree que eso suena bien, ¿cómo le suena «Ni lenguas mil cantar podrán»? Usted habría podido escuchar esas voces resonando a la distancia en el vacío desierto, mientras Moisés iba al frente y la gozosa multitud le seguía. Grandes nubes de polvo se alzaban mientras los hijos de Jacob salían de Egipto, dejando atrás las cadenas que les habían esclavizado.

Piense en el día o noche en que usted llegó a conocer al Señor Jesús como su Salvador. ¿Puede volver a experimentar la emoción de ese momento? ¿Recuerda al amigo que le dio las buenas nuevas acerca de la provisión de Dios para el pecado, y de su ofrecimiento de vida eterna? ¿Recuerda cuando entendió que eso era realmente para usted? ¿Recuerda cuando el pastor o el maestro explicaron el Evangelio y por primera vez esa explicación tuvo, en realidad, sentido para usted? ¿Recuerda cuando su papá o su mamá se sentaron con usted en su dormitorio y le explicaron la verdad acerca del pecado, de Cristo y de la eternidad, y usted dijo: «Hoy es la noche»?

¿Fue esa una experiencia dura, difícil? Es verdad que usted dejó atrás todas las cosas familiares de Egipto, ¡pero no olvide que también dejó atrás sus cadenas! Dejó atrás los años de esclavitud al dominio del pecado, y después comenzó a saborear la provisión de Dios. Comenzó a beber de los pozos profundos de su gracia. Nada le supo jamás tan dulce y refrescante.

Pero la cosa no ha terminado, hermano, hoy mucho más. El plan del Señor va mucho más allá de haberlo sacado de Egipto. El Plan «A» fue hacerlo parte de su familia. El plan «B» es introducirlo en su voluntad, por el resto de su vida. Quizás es aquí donde se encuentra usted ahora mientras lee estas palabras se da cuenta de que está a punto de entrar en un territorio desconocido y de seguir a Dios a donde usted nunca ha estado antes. ¿Viéndolo a través de los ojos de los antiguos hebreos, usted está a punto de hacer historia! ¡Felicitaciones! ¡Adelante!

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.