Daniel 3:27

¿Qué sucede cuando lo que viene para destruirte se convierte en lo que te libera completamente?

Cuando Nabucodonosor los llamó a salir, el milagro se reveló en toda su magnitud: «El fuego no había tenido efecto alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos habían sufrido daño alguno, ni aun olor del fuego había quedado en ellos» (Daniel 3:27, NBLA).​

No solo sobrevivieron al horno; salieron completamente transformados por la experiencia. Sin una sola quemadura, sin daño en sus vestiduras, sin siquiera el aroma del humo impregnando sus ropas. El fuego no tocó absolutamente nada de lo que los definía como personas.​

Pero hay un detalle crucial que a menudo pasamos por alto: entraron atados y salieron libres. Las únicas cosas que el fuego consumió fueron las cuerdas que los aprisionaban. Lo que el enemigo diseñó para su destrucción se convirtió en el instrumento de su liberación.

Este principio divino trasciende la historia de Daniel: Dios tiene una manera soberana de convertir las armas del enemigo en herramientas de libertad. José en la cárcel, David en el exilio, Pablo en prisión, Jesús en la cruz: todos descubrieron que lo que vino para destruirlos se transformó en plataforma para su mayor influencia.

A veces Dios permite que enfrentemos el horno no para castigarnos, sino para quemar las ataduras que nos impiden volar hacia nuestro destino divino.

Lo que el enemigo enciende para tu ruina, Dios lo usa para tu libertad: el mismo fuego que te amenaza puede liberar tu alma.

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.