2 Reyes 1: 1—18

Es incontable el número de personas que hoy en día quieren conocer el futuro. Los periódicos y revistas tienen columnas de horóscopos. La televisión hace publicidad de servicios psíquicos por línea directa. En los bancos de las paradas de autobuses hay avisos de quirománticos. Y los estantes de revistas que están junto a las cajas registradoras en los supermercados ofrecen libros sobre astrología, numerología y otros temas similares.

Para muchos, esta promoción puede sonar como pura tontería; puede parecer solo una diversión inocente. Después de todo, ¿qué tan malo puede ser leer el horóscopo todos los días? Pero escuche bien: ¡Eso es territorio del enemigo! No es ninguna tontería ni una diversión inocente. Al igual que los ídolos de piedra y madera de Ecrón, estos videntes modernos son sus sustitutos, para impedirnos poner nuestra confianza en el Dios vivo.

A Dios le desagrada cualquier participación nuestra en el ocultismo. No importa cuál sea el motivo, no importa lo grande que sea la necesidad, jugar con el ocultismo es pecado. La Palabra de Dios es muy clara en este asunto. En el libro de Levítico, Dios le da a su pueblo este expreso mandamiento: «No recurráis a los que evocan a los muertos ni busquéis a los adivinos para contaminaros con ellos. Yo, el Señor, vuestro Dios» (Levítico 19:31).

Más allá de esto, Dios es deshonrado por la averiguación específica del futuro que no tiene como fuente a su Palabra. Me doy cuenta de que la mayoría de las personas comienzan a jugar con la astrología, la adivinación o las tablas de ouija, no toman este asunto con seriedad. La astrología, por ejemplo tiene su atractivo, y la mayoría de las personas lo hacen por diversión o curiosidad. Pero estos sencillos y aparentemente inocentes juegos dan inicio a un proceso que muchos no pueden manejar; se abren puertas que debieran permanecer cerradas. Luego será solo cuestión de tiempo antes de que esas personas se vean absorbidas y atrapadas por los tenebrosos poderes de las fuerzas demoniacas.

Pero permítame asegurarle que Dios se siente complacido cuando confiamos solamente en Él. El Señor fortalece a quienes ponen su confianza en Él. Si no estamos arraigados en la Palabra de Dios, y no lo buscamos a Él cada día como nuestra fortaleza y conocimientos del futuro, nosotros también podemos fácilmente ser presa de la trampa del ocultismo.

Aprenda una lección permanente de Elías. Manténgase firme en la verdad y cuídese del enemigo. El enemigo no solo juega sucio, sino que también juega para quedarse con todo, y él está jugando por su alma.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.