Mateo 18:6
Mientras estuve fuera por un par de semanas de vacaciones, muchos años atrás, leí un libro que describía la cantidad impactante de adolescentes a quienes les hace falta la guía y el apoyo adulto que necesitan para hacer una transición saludable a la adultez. El título era apropiado: All Grown Up and No Place to Go [Todos adultos y sin lugar a donde ir]. El libro llega al corazón del asunto y trata sobre el desmoronamiento de la seguridad y la estabilidad parental. Llevados por la marea de cambio social y absortos en su propio viaje, buscando la auto realización y el descubrimiento personal, los padres a menudo se sienten tan sobrepasados que les queda poca energía para invertir en las luchas de sus adolescentes. Cuando a eso usted le añade el hecho de que los padres de hoy están atrapados en el fuego cruzado de las filosofías sociales, los estándares morales y sistemas de valores en conflicto, aun los padres más comprometidos y bien intencionados (especialmente los que desean liderar con justicia y tolerancia) a menudo les falta la disposición decisiva que los adolescentes necesitan y esperan. Voy a citar:
Atrapados entre dos sistemas de valores, los padres se vuelven ambivalentes, y los adolescentes perciben esa ambivalencia como una licencia. Al no actuar, obligamos a nuestros adolescentes a hacerlo, antes de que estén listos para ello. Porque no estamos dispuestos a tomar una postura firme, le negamos a los adolescentes el beneficio de nuestra preocupación parental y les lanzamos a una adultez prematura. Con toda honestidad les decimos «no lo sé», pero los adolescentes oyen «A ellos no les importa».
Siendo un padre que ha criado a cuatro hijos a través de sus años de adolescencia, naturalmente me interesaba cualquier consejo confiable e informativo que ayudara a hacer de este viaje una experiencia sabia pero también la más grata posible. Si bien es posible que yo no aplauda todo lo que el autor sugirió, el hecho es que encontré sus palabras provocativas. Sus ideas se convirtieron en alimento para la reflexión.
Mientras que las masticaba y digería, me llamó la atención una interesante analogía entre los adolescentes de hoy y los cristianos adolescentes. Con ello quiero decir un creyente que se halla entre la niñez y la adultez. Es imposible establecer esa medida en años—algunos cristianos llegan a la adolescencia solo dos años después de su conversión, otros no llegan a ese punto sino hasta después de haber estado en la familia de Dios por veinte años o más. Pero pareciera que todos los que persistirán hasta llegar a la adultez deberán soportar un periodo turbulento como ese.
Es lo suficientemente difícil lidiar con los cambios y batallar con la presión de grupo y tomar más decisiones correctas que incorrectas durante estos años impresionables . . . pero ¿será posible que lo que complica las cosas aún más sea la ambivalencia de los que se supone que deben ser los modelos? Quizás sea la falta de estabilidad, integridad y decisión entre las filas del liderazgo lo que causa que muchos cristianos viviendo los años turbulentos de la adolescencia malinterpreten las señales y concluyan que «a ellos no les importa».
Estoy casi convencido de que el cristiano adolescente, luchando por alcanzar una medida de equilibrio espiritual, es quien se vuelve más desilusionado cuando uno de sus «padres espirituales» abandona la fe o vive de manera hipócrita. ¡No es sorprendente que Jesús atacó a los Fariseos! Y eso explica Su advertencia elocuente acerca de colgar una piedra de molino en el cuello de los adultos que hacen tropezar a otros que se hallan en pleno desarrollo. Siempre me preguntaba por qué Él pronunció esas palabras con tal severidad. La razón es obvia. Los creyentes que se encuentran tropezando y desilusionados en sus años frágiles de la adolescencia fácilmente pierden el rumbo en su camino a la adultez. Puede ser esa la razón por la que tantos en «la familia» llegan a la adultez y sin lugar a donde ir. ¡Jóvenes cristianos le están observando! ¿Cuánta estabilidad, integridad y decisión está demostrándoles usted?
Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.