A menudo nos encontramos deteniéndonos en nuestro crecimiento espiritual simplemente porque los retos que hay por delante lucen imposibles. Estas frustraciones no son nuevas. El compositor de este cantico debe de haber experimentado estos mismos sentimientos.

¿Crees que hay ríos que no se pueden cruzar; y montañas que no puedes atravesar? Dios se especializa en lo imposible; Él hace cosas que nadie puede hacer. 1

Si no se encuentra en esa situación, tarde temprano lo estará. Si algunas cosas le parecen difíciles hoy, espere un poco, y aun se pondrán imposibles. Esos son los ríos que no se pueden cruzar; montañas que no se pueden atravesar y circunstancias imposibles que no son comunes a todas. ¿Cómo las maneja? ¿De dónde obtiene la fe para enfrentarse a ellas?

A continuación, estudiaremos estos cuatro pasajes clave de las Escrituras que se refieren al asunto de lo imposible. Dos de esos pasajes están en Jeremías 32 y dos en el Evangelio de Lucas. El profeta Jeremías escribió:

«¡Oh SEÑOR Soberano! Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti!» (Jeremías 32:17)

Lea esa frase de nuevo: ¡Nada es demasiado difícil para ti!

¿Se da cuenta que lo que usted llama «imposibilidades» puede ser sobrepuesto porque Dios dice que «nada» es difícil o imposible para Él? ¡Nada!

Jeremías 32:27 es el segundo versículo que quiero enfatizar:

«Yo soy el Señor, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí?»

Y ahora mire en Lucas 1:37. Quisiera que conectara estos pasajes de Jeremías con el mensaje de Lucas. Estas palabras son la respuesta a la pregunta de María acerca de su concepción. El ángel Gabriel se le apareció y le dice: «Vas a dar a luz al Hijo de Dios». Ella pregunta: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón? ¿Es eso posible?»

¿Recuerda la respuesta que le dio el ángel? Es la misma que leemos en Jeremías. «Porque para Dios no hay nada imposible», NVI. Para hacer la declaración más práctica, la palabra «nada» puede ser reemplazada con su situación. Cualquiera que sea, no es un imposible para Dios.

En Lucas 18:27, Jesucristo dice: «Lo que es imposible para los seres humanos es posible para Dios», NTV.

Cierre sus ojos por un momento. Quiero que piense en aquello que parece imposible. Ha visto y ha leído esas cuatro promesas de Dios. Todas dicen lo mismo: nada es imposible para Dios. Eso incluye su río, su montaña, cualquier imposible. ¿Le gustaría pedirle al Señor que tome en Sus manos ese imposible y dejarlo allí en fe y sin duda? POR FAVOR, ¡HAGALO AHORA MISMO!

Ahora, en Juan 6 encontramos no solamente un evento familiar, sino un evento único, por varias razones.

Primeramente, es el único milagro mencionado en los cuatro Evangelios, de manera que parece que fue muy importante para los escritores y para el mismo Señor Jesús.

En segundo lugar, es un milagro «absoluto». Esto quiere decir que no es algo natural que fuera alterado ligeramente en una pesa de medir. De hecho, escogí este milagro porque luce tan imposible.

Juan 6 comienza con estas palabras que son muy importantes para este momento: «Después Jesús cruzó al otro lado del mar de Galilea. . .». Cuando usted lea esas palabras en su Biblia, pregúntese: ¿Después de qué? El recuento de Juan de este milagro es precedido por otros cinco capítulos, y si de pronto llega a esta historia, es como si comenzara una novela a la mitad. Por eso tenemos que preguntarnos: ¿Después de qué cosas?

Jesús había escogido a Sus discípulos y los había enviado a ministrar. De acuerdo a Mateo, ellos habían ido por las aldeas y proclamado el Evangelio del Reino, el mensaje de arrepentimiento. Ahora regresaban a Jesús rendidos de cansancio. Habían predicado en cada rincón. Físicamente estaban exhaustos y emocionalmente abrumados, y el Señor deseaba estar a solas con ellos y descansar. (Es importante para todos nosotros —y el Señor Jesús es una ilustración de ello— que tengamos tiempos de refrigerio en nuestro trabajo). Él quería proveer a Sus esforzados obreros, la oportunidad de alejarse de la multitud y descansar.

Después Jesús cruzó al otro lado del mar de Galilea, conocido también como el mar de Tiberias. Una gran multitud siempre lo seguía a todas partes porque veía las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los enfermos. Entonces Jesús subió a una colina y se sentó allí rodeado de sus discípulos. (Juan 6:1-3)

Imagínese la escena, Jesús y Sus doce discípulos están solos en ese monte. Estaban allí para conversar y descansar. Entonces leemos en Juan 6:5:

Enseguida Jesús vio que una gran multitud venía a su encuentro.

Jesús alzó Sus ojos y vio una gran multitud que se acercaba. De acuerdo al versículo 10, el número de la misma era de cinco mil, sin contar la mujeres y niños. Los discípulos no conocían a nadie por allí, y tampoco sabían de algún lugar que les supliera alimentos. Era una situación imposible.

Pero así lo quiso Jesús, porque los discípulos eran como usted y como yo. «Oh no, Señor. ¿Qué podemos hacer ahora?» Y nosotros, como los discípulos, también lo vemos así; pero Jesús lo vio como la oportunidad perfecta para un milagro de primera clase. Él les había explicado que Él era el hijo de Dios, Dios encarnado. Ellos habían aprendido la teoría allá en el campamento de entrenamiento. Ahora era la oportunidad para que lo vieran en acción. Era el momento para que la teoría se reemplazara por la realidad.

Por eso les dio la prueba. El primero que tomó el examen fue Felipe. Se menciona su nombre en el versículo 5:

Enseguida Jesús vio que una gran multitud venía a su encuentro. Dirigiéndose a Felipe, le preguntó: ¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?

Probablemente Felipe no era el más inteligente del grupo. (Yo creo personalmente que Judas era el más listo de los doce). Y Felipe no estaba encargado de suplir los alimentos. Judas era el tesorero, pero Él no le preguntó a Judas. ¿Por qué?

Antes de contestar la pregunta, miremos el próximo versículo:

Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.

Jesús sabía lo que había de hacer. ¡Él siempre sabe! El proceso de aprendizaje es para nuestro beneficio. Él sabe cómo saldremos de la situación, pero no nos pone en una máquina de tiempo para que lleguemos rápidamente. Él nos pasa por el molino a través de la experiencia. Recuerde, Él quiere que perseveremos a través de la presión, confiando en Él durante las situaciones imposibles.

Y entonces le dice a Felipe: ¿Dónde encontraremos pan para alimentarlos?

Juan 6:8 dice:

Entonces habló Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?».

Probablemente Andrés se había mezclado entre la multitud buscando quien trajera algo así. Se acercó al Señor y le dijo: «aquí hay cinco panes y dos pescados». Pero él no se quedó ahí. Continuó diciendo: «¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?» Qué lástima que no se quedó en lo anterior. Él había ofrecido una información que nadie le había pedido. Fue como poner la bolsa con el almuerzo en el suelo y salir caminando desalentado. El Señor tampoco le contestó.

Esto le sucede a todos los «Andrés» que, aunque diligentes y trabajadores, son derribados cuando las cosas se ponen en nuestra contra.

Entonces ocurrió el milagro. ¿Recuerda la historia? Fue tan simple como son los milagros. Sin muchos rodeos y de una forma sencilla, Jesús dijo a Sus discípulos: «Díganles a todos que se sienten». Como ve, los doce tomaron parte en el milagro, porque ese milagro sería de mayor beneficio para ellos, que para la multitud. Él podía alimentar a miles en cualquier momento del día, pero Él quiso usar a Sus discípulos como ujieres.

La gente se recostó como se les dijo. Juan 6:11 dice:

Luego Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron.

Jesús tomó esos panes y los pescados en Sus manos y realizó lo imposible. Y mientras la multitud estaba recostada sobre la hierba de aquella montaña, los discípulos se mantuvieron ocupados repartiendo la comida a las miles de personas. Podemos imaginarnos aquellos que quizás no habían comido en todo el día.

«Una vez que quedaron satisfechos. . .» (v. 12). Solo el Señor puede hacer algo así. Y no solamente lo hace, sino que realiza lo imposible, y más abundantemente de lo que pedimos o esperamos. Él les dio hasta que se saciaron. Y realizó Su obra especial y grandiosa.

La lección es la siguiente: cuando nos enfrentamos a una imposibilidad, dejémosla en las Manos del Especialista. Rechace cualquier duda. Niéguese a solucionarlo usted mismo. Rechace la preocupación, ni preocupe a otros. Va en contra de todo esto.

Necesitamos confiar plenamente para poder perseverar cuando estamos en medio de las presiones de las imposibilidades.

Todos nos enfrentamos con una serie de oportunidades inmensas brillantemente disfrazadas por las situaciones imposibles.

¿Tiene algún rio que cruzar? ¿Alguna montaña que escalar? ¡Quite sus manos de esa situación! Pídale a Dios, con una fe absoluta que tome el control de todo.

1.“Got Any Rivers” [Hay algunos ríos], Singspiration, Inc.Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

Tomado del librito Frente a lo Imposible Copyright © 1983 por Charles R. Swindoll, Inc.Todos los derechos reservados mundialmente.