Preste atención a los incentivos de Dios

No hay nada de malo en trazar cuadros, escuchar todos los pros y los contras, y conversarlo. Pero al avanzar, manténgase sensible al incentivo quieto, y sin embargo importante, de Dios por medio de su Espíritu Santo.

Un hermoso equilibrio

Empiece con la vida (y estilo de vida) de Jesucristo. . . La suya fue una vida de hermoso equilibrio. Él realizó todo lo que el Padre le envió a hacer. Todo. Y lo hizo sin ignorar las ocasiones esenciales de ese tiempo libre reposado.

Lo imposible es el ideal para Dios

Dios hace su obra más magnífica cuando la situación parece totalmente imposible desde el punto de vista humano, y nosotros nos sentimos absolutamente sin preparación e incapaces de hacer algo al respecto, y sin embargo nuestros ojos están en Él.

Prioridades para padres

Los hijos anhelan conocerse mejor a sí mismos. Respetan su consejo, y recordarán por mucho tiempo sus comentarios. Sea cándido y sincero al ayudarles a «ver» quiénes son en realidad.

Alegría insólita

No conozco otra necesidad más grande hoy que la necesidad de alegría. Alegría inexplicable, contagiosa. alegría insólita.

Descontento para siempre

La codicia es diferente. La codicia está para siempre descontenta y por consiguiente insaciable está con antojos, anhelando, queriendo, procurando más, más, más.

Serendipia sagrada

Una vida de serendipia se caracteriza por la «sorprendibilidad» y espontaneidad. Cuando perdemos nuestra capacidad de lo uno o de lo otro, nos conformamos con la rutina de la vida. Esperamos poco y rara vez nos vemos desilusionados.

Monumentos significativos

A fin de tener perspectiva, debemos tener monumentos, lugares a los cuales volver, de los cuales aprender, y de los cuales hablar y transmitir. Si no, estamos destinados a vivir vidas sin raíces, aceleradas, sin mucho significado.

Qué hacer con el afán

Cuando la tentación a preocuparse llega, ese es el momento crítico. La tendencia es darle lugar; permitirle que suba al porche frontal y que tome asiento allí. Pero antes de que uno lo sepa, ¡el afán se ha deslizado a escondidas por la ventana y se ha instalado en casa!