Fe en el borde del precipicio

Tal vez tú estás en un lugar así. Una crisis. Una pérdida. Un callejón sin salida. Una noche sin sueño. Una batalla silenciosa que nadie más comprende. Recuerda: ese puede ser el escenario perfecto para que Dios se glorifique. Porque Él no está ausente en tus límites; está obrando en ellos.

Valentía con humildad

Dios honra a quienes son lo suficientemente humildes como para no robarle la gloria… y lo suficientemente valientes como para hablar en Su nombre, aun cuando el riesgo sea alto. Esa combinación —audacia y humildad— no nace de la carne, sino del Espíritu. Pídesela a Dios hoy.

El misterio del futuro revelado por el Dios del presente

El futuro puede ser incierto para ti, pero no lo es para Dios. Él ya lo conoce, lo ha ordenado y te invita a confiar mientras caminas hacia lo desconocido con Aquel que lo conoce todo.
Dios no te muestra cada detalle del futuro, pero te asegura Su presencia constante en el camino. Eso basta para enfrentar lo que viene con esperanza.

De pie ante el rey, de rodillas ante Dios

Cuando estés frente a una gran oportunidad, recuerda que no estás allí para demostrar tu grandeza, sino para reflejar la de Dios. Sé valiente, sí… pero también sé humilde. Porque el favor de Dios no es una plataforma para la autopromoción, sino una invitación a glorificar Su nombre.

No olvides quién te dio la respuesta

No hay espacio para la arrogancia cuando reconocemos que, sin Dios, no tendríamos ni visión, ni respuesta, ni vida. Cada oportunidad, cada palabra, cada habilidad, cada puerta abierta es una manifestación de Su gracia. Hasta el aire que respiras y el discernimiento para tomar una decisión correcta vienen de Él.

El poder de recordar quién tiene el control

Y cuando recuerdas quién gobierna el universo, puedes enfrentar cualquier escenario con paz.
Hoy puede ser el momento ideal para pausar, levantar tu mirada y decir: «Gracias, Señor… aún aquí, Tú estás en control».

Cuando la esperanza parece lejana

por Charles R. Swindoll1 de septiembre, 2025

La esperanza no siempre brilla con fuerza. A veces se oculta en las sombras, se debilita o parece ausente por completo. Hablar de esperanza es sencillo cuando todo marcha bien. Pero es en los días oscuros, cuando el dolor no da tregua, donde se revela su verdadero valor.  No me malinterpretes: soy un hombre de … Lea más

Una pausa para alabar a Dios

¿Dios ha respondido tus oraciones? Detente. Reconócelo. Alábalo. Haz memoria de su fidelidad antes de avanzar hacia el siguiente paso.
Antes de contarle al mundo tu respuesta… dale a Dios tu gratitud. Porque cuando reconoces Su mano, también renuevas tu corazón.

Esperar no es perder el tiempo

Esperar no es perder el tiempo. Es permanecer en el lugar correcto hasta que Dios decida actuar. En ese espacio de espera, Él trabaja en nuestro carácter, refina nuestra fe y prepara las circunstancias para que Su voluntad se cumpla con poder.

Cuando no hay respuesta… Ora

El cielo no se inquieta con tus imposibilidades. De hecho, muchas veces es ahí donde Dios más se glorifica. Cuando llegas al final de tus fuerzas, estás justo en el umbral del mover sobrenatural de Dios. Así que ora. Pide ayuda. Y espera con esperanza. Porque cuando no sabes qué hacer… Dios ya está haciendo lo que tú no puedes.