Génesis 45:10-15

Si usted cree que va a llegar a ser alguien grande gracias a los logros que ha tenido, pero alberga actitudes negativas, le espera un golpe terrible. La grandeza llega con la dulce y espiritual actitud de la humildad y el perdón hacia los demás. José nos ofrece un magnífico ejemplo de esto. ¡Qué exquisito en su perdón, y qué generoso en su misericordia!

Es Dios quien puede transformar en bueno a un corazón. Cuando tengo una actitud incorrecta, miro la vida desde la perspectiva humana. Pero cuando tengo una actitud correcta, la miro desde una perspectiva divina. Esa es la verdadera belleza que hay en la vida de José. Ese es el fondo de la verdad que representa su vida. Él fue grande, básicamente por su actitud.

Hay varias lecciones específicas que surgen de esta verdad. Déjeme darle tres, por lo menos, para su consideración.

Primera: Cuando, por fe, yo sea capaz de ver el plan de Dios en mi situación, mi actitud será la correcta. Dios me ha enviado. Usted no será de utilidad para Él sino hasta que pueda descansar y ver a Dios en su situación presente. Una actitud teológica positiva hará maravillas en su latitud geográfica.

Segunda: Cuando por fe, yo sea capaz de sentir la mano de Dios en mi situación, mi actitud será la correcta. No comenzaré el día con ira, diciendo: «¿Por qué tengo que estar en esta situación?» Por el contrario, creeré que Él me hizo como soy, y que me puso donde estoy, para hacer lo que Él ha querido que yo haga.

Tercera: Cuando, por fe, yo sea capaz de aceptar tanto la ubicación como la situación como buenas, aunque haya habido algo malo en el proceso, mi actitud será la correcta. Cuando pueda decir, como José, «pero Dios lo encaminó para bien», me habré convertido en un trofeo de la gracia divina.

José nos muestra que la única manera de encontrar felicidad en esta penosa vida es, por la fe. Una vida llena de fe hace la diferencia en la manera como vemos las cosas que nos rodean. Afectará nuestras actitudes hacia las personas, hacia la ubicación, hacia la situación, hacia las circunstancias, hacia nosotros mismos. Solo entonces nuestros pies se dirigirán presurosos a hacer el bien.

¿Usted dice que quiere ser considerado grande algún día? Aquí tiene el secreto: ande por fe, confiando en que Dios le dará una nueva actitud.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.