Salmo 5
Algunas veces sufrimos desánimo debido a circunstancias difíciles que no son causadas por alguien en particular. Por ejemplo, los desastres naturales, la enfermedad, los debacles económicos o una lesión. No obstante, con frecuencia sufrimos cuando nuestros enemigos nos hieren. Ese fue el lamento de David en el Salmo 5. Él sabía que su desánimo podía convertirse rápidamente en resentimiento, amargura, odio y finalmente en venganza. Él tenía miedo de volverse igual que sus opresores. Por esa razón, David reflexionó en el carácter de Dios y le pidió la oportunidad de realizar cosas pero en la voluntad de Dios. David entonces considera el carácter y las acciones de sus enemigos (Salmo 5: 9-10).
Porque no hay sinceridad en su boca; sus entrañas están llenas de destrucción. Su garganta es un sepulcro abierto, y con su lengua hablan lisonjas. Decláralos culpables, oh Dios; caigan por sus propios consejos. Échalos por la multitud de sus rebeliones, porque se rebelaron contra ti.
David decide deliberadamente entregar sus enemigos a Dios, quien es la única autoridad que puede hacer justicia y misericordia. También le pide a Dios que ellos «caigan por sus propios consejos». Cuando lidiamos con aquellos que se oponen a la justicia, debemos recordar que ellos están luchando contra Dios, no contra nosotros. Consecuentemente, usted puede estar seguro que Dios no permitirá que las obras malas continúen para siempre. Él limitará el pecado y responsabilizará a los pecadores. La Biblia dice que si ellos siguen sus propios consejos, caerán por sí mismos.
Pablo, el apóstol, lo dice claramente en Romanos 12: 17-19:
No paguen a nadie mal por mal. Procuren lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres. Amados, no se venguen ustedes mismos sino dejen lugar a la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor.
El afán del desánimo se minimiza cuando confiamos que el Señor peleará nuestras batallas. Finalmente, después de celebrar el carácter justo de Dios, después de pedir la capacidad de mantenerse del lado de Dios en el asunto, y después de considerar el destino final de los malignos, David se refiere al gozo futuro del justo (Salmo 5: 11).
Se alegrarán todos los que confían en ti; para siempre gritarán de júbilo, pues tú los proteges. Los que aman tu nombre se regocijarán en ti.
El concepto clave de este versículo es el gozo. ¿Cómo es su rostro? ¿Es un rostro gozoso? ¿Vive usted por encima de las presiones? ¿Existe evidencia de paz en su rostro? Si usted intenta pelear sus batallas sin el Señor, usted se volverá una persona amargada, gruñona y finalmente su rostro mostrará las marcas de la batalla.
¿Alguna vez usted ha examinado la respuesta de Caín cuando Dios rechazó su ofrenda? Hay una frase muy significativa que aparece en Génesis 4: 5: «Por eso Caín se enfureció mucho, y decayó su semblante». El texto en hebreo se puede traducir también de una forma más dramática: «. . . y Caín ardía de enojo al punto que su rostro lo mostraba». Si tenemos enojo y resentimiento, nuestros rostros lo demuestran. Nuestra quijada se tensa, apretamos los dientes. Es imposible esconder el desánimo interno. Los rostros «caídos» revelan un corazón desanimado. David quería que Dios se llevara esa carga interna y la remplazara con el gozo.
Finalmente, el compositor menciona la promesa que frecuentemente olvidamos:
Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como un escudo lo rodearás con tu favor. (Salmo 5: 12)
David concluye su canción mirando al Señor y alejado de las causas de su desánimo. Él le ha entregado a Dios su carga en la mañana, el desánimo de David se ha ido. El escudo que él menciona al final de su canción en el versículo 12, se refiere a uno de esos escudos grandes que los guerreros tenían y que les cubría todo el cuerpo. Entonces, ¿cuál es la promesa?
Dios bendecirá a aquél que busca su protección. ¿Cómo lo hará? Lo hará mediante su favor y su escudo. Un escudo invisible amplio y protector. ¡Tomemos el escudo y deshagamos del desánimo!
Afirmando el alma: Durante su tiempo con el Señor, preferiblemente en la mañana, y mientras ora para vencer el desánimo, las siguientes directrices del Salmo 5, le serán muy útiles:
• Descríbale su actitud y cuanto le duele.
• Medite en los atributos de Dios.
• Pídale la oportunidad de realizar cosas de acuerdo con la voluntad de Dios.
• Sea específico en sus oraciones.
• Recuérdese asimismo que Dios le defiende.
• Recuerde las promesas de Dios.
Y cuando usted se sienta muy desanimado para orar por usted mismo, pídale alguien más que ore por usted.
Si usted intenta pelear sus batallas sin el Señor, usted se volverá una persona amargada, gruñona y finalmente su rostro mostrará las marcas de la batalla.
— Charles R. Swindoll Tweet estoAdaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.